Almagro niega que la estrategia de la OEA fuera sacar a Maduro del poder este año
Almagro niega que la
estrategia de la OEA fuera sacar a Maduro del poder este año
El secretario general afirma que
el objetivo del organismo ha sido redemocratizar el país caribeño y eso ha
tenido “un resultado positivo”
ANTONIA LABORDE
Washington 19 DIC 2019
- 23:33 CET
Luis Almagro, secretario general
de la Organización de Estados Americanos (OEA), ha aclarado este jueves que el
objetivo del organismo fuera sacar a Nicolás Maduro del poder este año. “El
objetivo que podíamos tener en la OEA, y que quizá difiere con la estrategia
que otros podían tener, era redemocratizar el país”, ha dicho en una rueda de
prensa en Washington. Cerrando el año, Almagro califica de
"positivos" los alcances y resultados obtenidos en dicho propósito
"considerando la realidad venezolana". En enero se cumple un año
desde Juan Guaidó se proclamó presidente interino de Venezuela, reconocido como
tal por más de 60 países, pero no ha materializado su plan: "cese de la
usurpación, Gobierno de transición y elecciones libres". Algo que sí ha
conseguido la oposición al régimen de Maduro es que el embajador Gustavo Tarre,
designado por Guaidó, tenga un puesto en el principal organismo de la región.
“Nuestra estrategia era que
Venezuela no abandonara el sistema interamericano, que tuviera capacidades de
representación de sus poderes democráticos y de aquellos que realizaban tareas
de fortalecimiento institucional o de promoción de la democracia en el país”,
explica Almagro, que en marzo opta por un segundo mandato frente a la OEA. Esta
estrategia “no podía confundirse con una estrategia de sacar a Maduro. Yo creo
que la estrategia nunca podía ser sacar a Maduro”. El trabajo del organismo se
enfocó entonces, según el secretario general, en fortalecer las instituciones
democráticas dentro del país, dar garantías a las víctimas de violaciones de
los derechos humanos y de crímenes de lesa humanidad. Tratar de generar
condiciones para paliar y aliviar la crisis humanitaria y los efectos de la
crisis migratoria.
Para el secretario general lo que
mantiene a Maduro en el poder son seis pilares que “nunca han sido desafiados”:
la presencia de más de 20.000 cubanos en Venezuela; la financiación ilegal que
recibe el Ejército de Liberación Nacional —la mayor organización guerrillera
que opera hoy en Colombia—; la presencia de los disidentes de las FARC; los
fondos que obtiene la Hezbolá e Irán del narcotráfico en el país caribeño; los
carteles de drogas; y el propio aparato represivo que opera en el régimen. En
el listado no menciona a China, el gran acreedor de Venezuela. Le ha prestado a
Caracas cerca de 62.000 millones de dólares (unos 54.000 millones de euros) en
la última década, según la Base de Datos de Financiación China-América Latina
del Diálogo Interamericano y la Universidad de Boston. “Ese es un tema del
fracaso del propio sistema bolivariano. No tiene sentido trasladar la
responsabilidad a nadie”, comenta el secretario general.
La razón por la que China o Rusia
no figuran en el listado de los responsables de que el líder chavista no
abandone Miraflores, explica Almagro, es que ambas potencias han “resuelto
siempre muchísimas cosas negociando”. “Con ellos en algún momento siempre ha
sido posible arreglar y es posible arreglar y resolver. Son países propositivos
para alcanzar soluciones porque les interesa que las cosas funcionen bien y les
interesa ser parte de la solución. Los problemas son los otros pilares”.
La salida de Evo Morales
El lapidario informe de la OEA
sobre las graves irregularidades efectuadas durante las elecciones
presidenciales de Bolivia en octubre desempeñó un papel fundamental en la
renuncia de Evo Morales. La mañana del 11 de noviembre, Morales, siguiendo con
las recomendaciones del documento elaborado por el organismo, convocó nuevas
elecciones y se comprometió a renovar la totalidad de vocales del Tribunal
Supremo Electoral. Más tarde, el jefe del Ejército, Williams Kaliman, presionó
al líder indígena para que renunciara al cargo. Horas después, abandonó la
presidencia. Uno de los hechos que llamaron la atención durante la jornada fue
el silencio de la OEA respecto a la presión efectuada por los militares, que
varios países latinoamericanos como México y Uruguay han calificado de un golpe
de Estado.
“Sabíamos que Morales estaba
hablando con su comandante en jefe, Kaliman, habló varias veces en el día.
Kaliman le recomendó como amigo ‘no hay otra, este despropósito institucional
que has creado en el país no tiene otra manera de resolverse’”, narra Almagro.
Para el secretario general, las presiones militares no fueron el motivo de su
renuncia, sino el abandono de sus bases. “Creo que su renuncia era lo único
posible, y creo que además era lo único que él mismo quería. Por las
conversaciones con él, por las conversaciones que tuvo con el jefe de Gabinete,
por las conversaciones que tuvo su equipo, eso ya estaba cinco días antes…”,
explica Almagro, dejando caer que la salida del líder indígena estaba prevista
una semana antes de que ocurriese.