La Liga Árabe intenta resucitar

El grupo quiere involucrarse en el diálogo con Irán sobre su plan nuclear - Los líderes buscan una alternativa al malogrado proceso de paz con Israel
JUAN MIGUEL MUÑOZ - Jerusalén - 28/03/2010

Como casi siempre, con Palestina en el candelero y con declaraciones contundentes contra Israel, los líderes de la Liga Árabe comenzaron ayer en Sirta (Libia) la cumbre anual de un organismo que pierde relevancia política ante la pujanza de otros países musulmanes: Irán y Turquía, cada vez más influyentes en Oriente Próximo y más duros respecto a Israel.

Como casi siempre, con Palestina en el candelero y con declaraciones contundentes contra Israel, los líderes de la Liga Árabe comenzaron ayer en Sirta (Libia) la cumbre anual de un organismo que pierde relevancia política ante la pujanza de otros países musulmanes: Irán y Turquía, cada vez más influyentes en Oriente Próximo y más duros respecto a Israel. Tal vez por ello, el secretario general de la Liga abogó por iniciar un diálogo con Teherán sobre sus planes nucleares -que preocupan a varios miembros de la Liga-, al tiempo que evitaba quedarse a la zaga en su beligerancia antiisraelí. "Tenemos que estudiar", declaró Amer Mussa, "la posibilidad de que el proceso de paz será un completo fracaso... Es el momento de enfrentarse a Israel. Debemos tener planes alternativos porque la situación ha alcanzado un punto de inflexión".

Las iniciativas del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, sobre Jerusalén -colonización de la mitad palestina, consagración de una sinagoga en la Ciudad Vieja y el plan para reformar el mausoleo de Hebrón y la tumba de Raquel- son ese punto de inflexión que estaba en mente de los dirigentes árabes, que observan cómo el presidente de EE UU, Barack Obama, no ha doblegado al jefe del Ejecutivo hebreo. Pero más allá de las duras palabras, habrá que esperar a ver si la Liga adopta alguna decisión sobre la propuesta de paz que lanzó en la primavera de 2002, en Beirut: el reconocimiento de Israel por parte de los 22 Estados miembros a cambio de una retirada total a las fronteras previas a la guerra de 1967, un plan al que ningún primer ministro israelí ha dedicado una reunión de su Gabinete.

Algo parece evidente. Las posibilidades de revivir a corto plazo el proceso de paz se esfuman. "No podemos reanudarlas mientras Israel persista en su política de asentamientos y el statu quo", declaró el presidente palestino, Mahmud Abbas. "En las condiciones actuales, es difícil hablar de negociaciones", afirmó Hisham Yusef, mano derecha de Mussa. "El proceso de paz ha entrado quizás en su última etapa. Hemos aceptado los esfuerzos de los mediadores, hemos aceptado un proceso de paz sin fin... Y ha resultado una pérdida de tiempo en la que no hemos conseguido nada y hemos permitido a Israel practicar sus políticas durante 20 años", explicó Mussa.

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, invitado a la cita, también atacó sin miramientos las decisiones de Netanyahu: "Es una locura que no nos compromete de ninguna manera. No podemos aceptar ninguna violación israelí en Jerusalén o en lugares musulmanes", apeló a los gobernantes de unos países divididos por sus alianzas estratégicas con Estados Unidos o Irán, a quien Mussa animó a negociar sobre su programa nuclear. "Sé que hay preocupación entre los árabes, pero ello confirma la necesidad de un diálogo con Teherán", dijo el secretario general.

Desde 1967 -año de la humillante derrota militar ante Israel, que conllevó la pérdida del Sinaí egipcio, el Golán sirio, Cisjordania y Gaza- la Liga Árabe ha sido modelo de ineficacia. "Los poderes occidentales siempre han sido hostiles a la unidad árabe... Han favorecido alianzas regionales que promueven la agenda de seguridad y política occidental", escribía ayer Asad Abu Jalil, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de California.

Seguramente eso es cierto, pero no lo es menos que los jefes de Estado árabes también han puesto mucho de su parte para contribuir al desprestigio del organismo. Incluso cuando la retórica era más incendiaria, las proclamas de sus líderes respecto a la unidad política fueron lanzadas con vistas a la galería. Muchos negociaban con los Gobiernos israelíes mientras los denigraban en público, y casi todos han utilizado el conflicto entre israelíes y palestinos en beneficio propio.


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