El hijo de Gaddafi excarcela a 214 presos islamistas
Seif el Islam dirige un centro para rehabilitar a terroristas
I. CEMBRERO - Madrid - 25/03/2010

Seif el Islam, el hijo predilecto del líder libio Muammar el Gaddafi, logró que su sueño se hiciera ayer realidad: "Reunir alrededor de un té a los dirigentes del Grupo Islámico Combatiente Libio [GICL, vinculado a Al Qaeda] y a la dirección de la Seguridad Nacional".

Seif el Islam, el hijo predilecto del líder libio Muammar el Gaddafi, logró que su sueño se hiciera ayer realidad: "Reunir alrededor de un té a los dirigentes del Grupo Islámico Combatiente Libio [GICL, vinculado a Al Qaeda] y a la dirección de la Seguridad Nacional".

El té lo tomaron en el patio de la cárcel de Abu Salim, en Trípoli, antes de que 214 presos islamistas fueran liberados, 34 de ellos del GICL, incluidos el que fue su máximo jefe, Abdelhakim Belhaj; su responsable militar, Khaled Cherif, y su ideólogo, Sami Saadi.

Su liberación ha sido posible porque "han revisado su noción de yihad [guerra santa]", según explicó el martes por la noche el propio Seif el Islam, de 37 años, el hijo aparentemente designado por Gaddafi para sucederle.

La Fundación Gaddafi, que él encabeza, puso en marcha en 2007 un programa de rehabilitación de presos por terrorismo "de lo más profesional", asegura Jean-Pierre Filiu, autor del libro Las nueve vidas de Al Qaeda (París, 2009).

"Aunque es multifacético, el programa se ha centrado en rebatir enfoques religiosos de los islamistas como, por ejemplo, que la ley islámica permite matar a infieles o que Libia puede ser considerado como un país infiel", explica Fernando Reinares, investigador del Real Instituto Elcano que asistió en Trípoli a la excarcelación masiva junto con otros 18 académicos.

"La rehabilitación es una iniciativa personal de Seif el Islam, quien ha puesto un extraordinario empeño en su puesta en práctica, no siempre bien aceptada por los responsables de la seguridad interior" de Libia, señala Reinares.

El hijo del líder libio reveló datos inéditos sobre el alcance de la rehabilitación. "Desde que empezó el programa, 705 islamistas han sido liberados, pero 409 siguen encarcelados", precisó. "232 serán puestos en libertad próximamente", anunció. Al cabo de un tiempo todos los presos serán excarcelados.

"Estamos a punto de cerrar una etapa trágica", concluyó Seif el Islam. "Es un acontecimiento histórico (...)". Durante ese periodo negro de la segunda mitad de los años noventa "el balance de los enfrentamientos entre islamistas y fuerzas de seguridad se elevó a 177 muertos entre los primeros y 165 entre las segundas".

"Desde luego", confirma Reinares, "el programa permite dar por terminado un capítulo de los más dolorosos y oscuros de la reciente historia de Libia". Se pregunta, no obstante, si los beneficios de la rehabilitación quedarán "circunscritos a Libia" -Seif el Islam recalcó el carácter musulmán del país, en el que el consumo de alcohol está prohibido- o se extenderán a Afganistán e Irak, escenarios en los que los yihadistas libios han sido muy dinámicos.

Fundado hace 14 años en Afganistán, el Grupo Islámico Combatiente Libio sigue existiendo, y hace dos años reforzó incluso públicamente sus lazos con la dirección central de Al Qaeda, pero su actividad en Libia es inexistente y fuera de sus fronteras ha quedado muy mermada. Un misil estadounidense mató en 2008 en Pakistán a Abu Laith al Libi, su principal líder.

Las organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos no se han pronunciado sobre las excarcelaciones de islamistas, pero la estadounidense Human Rights Watch (HRW) criticó a Libia hace meses por mantener en prisión a reos que habían cumplido su condena.


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