OEA

La OEA busca recuperar el prestigio perdido

El organismo elegirá hoy al excanciller uruguayo nuevo secretario general


Luis Almagro, único candidato a secretario general de la OEA. / EFE
 
Hay que tener muchas ganas de ser secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) en los tiempos que corren. Quizás es en parte por ello que el excanciller uruguayo Luis Almagro se ha quedado solo en la carrera por el puesto, para el que debe ser ratificado hoy en una votación en la sede del organismo en Washington, algo que la gran mayoría de los Estados miembro dan por hecho. Almagro se convertirá en el sucesor del chileno José Miguel Insulza, quien tras diez años de mandato dejará el cargo el 25 de mayo. Almagro hereda una insólita carga de desafíos si quiere que la única organización que sienta a todos los países del continente en una misma mesa vuelva a recuperar el peso y prestigio perdido los últimos años.

 

» Venezuela centra las miradas. La elección llega en momentos en que Venezuela vuelve a centrar todas las miradas de la región. Caracas rechazó hace un año que la OEA asumiera un papel mediador en las protestas contra el Gobierno de Nicolás Maduro, que dejaron decenas de manifestantes muertos y numerosos miembros de la oposición en prisión. Como canciller uruguayo, Almagro formó parte de la primera misión de Unasur que viajó a Caracas para tratar de mediar entre Gobierno y oposición, y que resultó un fracaso. Al exjefe de la diplomacia uruguaya se le ha criticado por una supuesta cercanía a Caracas. Sus defensores lo niegan y recuerdan que fue de los cancilleres que más promovió el diálogo con la oposición durante su visita a Venezuela el año pasado, hecho que le costó la reprobación del oficialismo en Caracas y el tardío apoyo a su candidatura.
» El regreso de Cuba. Almagro se ha propuesto convencer a Cuba para que regrese a la OEA, que en 2009 levantó la suspensión vigente durante más de cuatro décadas. Desde entonces, La Habana ha reiterado su falta de interés en regresar a una organización que considera superada por otras como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), impulsada por Venezuela, donde sí participa activamente. “Deberíamos encontrar una forma viable y consensuada de tener una agenda con Cuba, y que Cuba pueda enriquecer con sus aportes la agenda de la OEA”, declaró Almagro al presentar su programa para el organismo en febrero. No reveló si cree que hay alguna manera de que La Habana pueda sortear el trámite de ratificar la Carta Democrática Interamericana, que desde 2001 constituye un documento clave de la OEA, algo que probablemente impedirían países como EE UU, que quieren ver gestos hacia una transición democrática en la isla. La Cumbre de las Américas en Panamá de abril será una buena ocasión para tomarle el pulso a la invitación hasta ahora declinada por La Habana.
» Los derechos humanos de la región. A lo largo de su campaña por el puesto, Almagro ha ido cosechando los apoyos de buena parte de las organizaciones civiles más implicadas con los derechos humanos en la región. Las más de 520 organizaciones que conforman la Red Latinoamericana y del Caribe para la Democracia (RedLad) lo han declarado “un firme defensor de los derechos humanos en la región”. Almagro también cuenta con el apoyo explícito de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, en sus siglas en inglés), cuya directora ejecutiva, Joy Olson, ha afirmado que el excanciller “ha demostrado ser una persona de principios que constantemente lucha por los derechos humanos”.
Durante su presentación ante la OEA Almagro fue aplaudido por su defensa cerrada de la “independencia y autonomía” de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). No obstante, causó cierta preocupación al insistir en su papel como “promotor” de los derechos humanos y en reclamar una “mayor atención” a los derechos económicos, sociales y culturales. Estos son los argumentos usados por los países que en los últimos años más han tratado de erosionar a la Comisión, con Ecuador a la cabeza.
“Hay algunas cosas que, honestamente, sí preocupan”, reconoce el secretario ejecutivo de la CIDH, Emilio Álvarez Icaza, quien dijo a este periódico que necesita más “detalles” de la forma en que Almagro “entiende el rol de la Comisión, cuáles sos sus atribuciones. Y también que se ubique con claridad cuál es el mandato del secretario general (de la OEA) y cuál el de la Comisión”, apunta. Aun así, considera que hay que concederle “el beneficio de la duda”, entendiendo que ha realizado “expresiones de buena voluntad”.

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