ISRAEL
Los árabes de Israel anticipan su apoyo para bloquear a Netanyahu
Una lista electoral única concentra por primera vez el voto a los partidos de la principal minoría del país
Juan Carlos Sanz
Jerusalén
10 MAR 2015 - 18:46 CET
Los partidos árabes israelíes, que se presentan por primera vez a las
urnas agrupados en una lista única, han anticipado su apoyo al líder
del centroizquierda, el laborista Isaac Herzog, para cerrar el paso a la
reelección de Benjamín Netanyahu en las legislativas del día 17. El
anunciado respaldo de la principal minoría del país --el 20% de la
población, heredera de los palestinos que permanecieron en Israel tras
la independencia en 1948--, mejora considerablemente las expectativas
electorales de Herzog a la vista del empate técnico que reflejan los
sondeos entre su Unión Sionista y el conservador Likud del primer
ministro.
La llamada Lista Conjunta, integrada por tres partidos árabes –Balad,
Lista Unida y Movimiento para la Renovación-- y por un cuarto mixto
árabe- judío –Hadash, excomunista— aspira a sumar hasta 15 de los 120
escaños de la Knesset, el Parlamento unicameral israelí, y a convertirse
en el tercer mayor grupo parlamentario. Para lograr ese objetivo
necesita movilizar a su electorado: en los anteriores comicios (2013)
sólo acudieron a votar un 57% de los electores de la minoría árabe,
frente al 68% de la media nacional de participación.
La diputada del partido Balad Hanín Zoabi, reputada Pasionaria del movimiento político árabe y bestia negra de la extrema derecha israelí, fue precisamente la encargada de revelar al diario The Jerusalem Post
la decisión de dar el aval a Herzog para que pueda formar una coalición
de Gobierno, en la que en ningún caso se integrarían miembros de la
Lista Conjunta.
Zoabi participó en 2010 en la llamada flotilla de ayuda humanitaria a
Gaza, interceptada por tropas de Israel en alta mar en un asalto en el
que murieron nueve ciudadanos turcos. Fue detenida, pero quedó
inmediatamente en libertad en razón de su inmunidad parlamentaria. Sus
detractores han intentado bloquear su carrera política e impedir que
volviera a presentarse a las legislativas, pero el Tribunal Supremo de
Israel desestimó las demandas en su contra.
La mitad de la población árabe israelí vive por debajo del umbral de
la pobreza. “Estamos peor que los habitantes de los territorios
palestinos”, asegura Ahmed (prefiere no facilitar su apellido) en su
comercio de la bulliciosa calle de Saladino, en el corazón de Jerusalén
Este. “Pagamos los mismos altos impuestos que los israelíes, pero no
recibimos los mismos servicios. Estamos discriminados como si fuéramos
ciudadanos de segunda”, critica antes de precisar: “Pero el mayor
problema no es ese, sino la ocupación israelí”.
Ayman Odeh, de 40 años y como Zoabi procedente de Haifa, encabeza la
Lista Conjunta con un perfil mucho más moderado. Como líder del partido
Hadash, defiende una alianza judeo-árabe contra “la discriminación, el
racismo y la desigualdad social”. Preguntado en un acto público si
apoyaría al laborista Herzog, puntualizó: “En los años noventa ya
llegamos a un acuerdo con Isaac Rabin”. El abogado Odeh se ha enfrentado
abiertamente al candidato ultraderechista y ministro de Exteriores
Avigdor Liberman en un debate en televisión cuando este le acusó de
“representar a organizaciones terroristas”. Liberman ha desatado agrias
polémicas durante la compaña. En un reciente acto electoral llegó a
pedir que sean “decapitados” aquellos árabes israelíes que no se
muestren leales con el Estado.
Desde el territorio administrado por la Autoridad Palestina también
se está haciendo campaña para las elecciones legislativas de Israel.
Medio centenar de militantes de Hamás y de la Yihad Islámica han sido
detenidos en los últimos días en Cisjordania para prevenir un eventual
ataque terrorista que pudiera influir sobre el resultado de los
comicios. El diario Haaretz recordaba ayer que un atentado
contra un autobús registrado en 1988 en Jericó en el que murieron cinco
israelíes dio al traste con las expectativas de Simón Peres, entonces
primer ministro laborista, de ser reelegido.