El Ejército y los rebeldes libios siguen los combates en Brega y Ajdabiya Los insurrectos aseguran que no cederán y que o Gadafi "acaba" con ellos o e

Ola de cambio en el mundo árabe

JUAN MIGUEL MUÑOZ (ENVIADO ESPECIAL) - Tobruk - 15/03/2011
Por segundo día, el ejército libio está bombardeando posiciones de los rebeldes en Ajdabiya, una ciudad crucial en cuanto cruce de caminos que pueden llevar tanto a Bengasi, capital de los insurrectos, hacia el norte, como a Tobruk, principal vía de suministro de los rebeldes, hacia el noreste. Los bombardeos han causado al menos un muerto. También hay combates en Brega, puerto petrolero unos kilómetros más al oeste. Las tropas de Muamar el Gadafi siguen su avance hacia el este para recuperar el control total del país, aunque los rebeldes prometen resistencia: saben que Gadafi no anda sobrado de hombres -mejor equipados, eso sí- y que la lucha dentro de las ciudades no es lo mismo que los bombardeos aéreos, si es que el dictador decide entablar la lucha en el interior de grandes poblaciones controladas por los rebeldes.

A primera hora de la mañana, los soldados de Gadafi han realizado un ataque aéreo a las afueras de Ajdabiya, dejando al menos un muerto, según han relatado testigos a la agencia France Presse. Durante la mañana, se han oído detonaciones y disparos de baterías antiaéreas hacia el oeste de la ciudad, de donde proceden las tropas regulares. Ya pasado el mediodía, se ha intensificado el castigo sobre las posiciones rebeldes a la entrada de la ciudad, un puesto de control y un arsenal, informa Reuters citando a testigos. Uno de ellos asegura que el bombardeo es "intenso" y que si aciertan al arsenal, "destruirán Ajdabiya". Según otros testigos venidos de Brega, más al oeste, los tanques y los camiones de misiles de Gadafi están a unos 40 kilómetros de la ciudad. Han visto coches ardiendo con cadáveres dentro. Pobremente equipados, los rebeldes apenas pueden contener los tanques y la artillería regular, y han ido retrocediendo hacia el este en los últimos días, hasta quedar a las puertas de Ajdabiya, la última ciudad en el camino hacia Bengasi.

El ejército del dictador trata de asegurarse el control, si no de la ciudad, sí al menos de las rutas que llevan a Tobruk, ya que desde allí podría asfixiar al Gobierno insurrecto, privándole de suministros. Otra cosa es entrar. Ajdabiya es la primera ciudad de verdad que se encuentra el ejército de Gadafi en su avance hacia el este: los puertos petroleros de Ras Lanuf y Brega son meras ciudades para los trabajadores de las refinerías y del puerto, que habían abandonado sus hogares antes de que llegaran los combates.

También siguen los combates en Brega, según los residentes. El domingo por la mañana, los leales a Gadafi anunciaron su conquista, para que por la noche los rebeldes anunciaran haberla recuperado. Hoy, los soldados y los rebeldes luchan de nuevo por el control de la ciudad. "Aún va de un lado al otro. Ninguna de las partes tiene el control", ha declarado a Reuters el combatiente rebelde Adel Ibriki en Ajdabiya poco después de volver de Brega. Durante el día, el Ejército suele cobrar ventaja gracias a los bombardeos, mientras que durante la noche, los rebeldes recuperan parte de lo perdido. En cualquier caso, el saldo suele ser favorable a los militares.

No hay vuelta atrás

Los rebeldes, mientras, aseguran que no cederán. No hay vuelta atrás, no hay nada que negociar. "O acabamos con él [Gadafi] o él acaba con nosotros", vienen a decir los habitantes de Bengasi, Tobruk y las poblaciones del este del país. Residentes de Ajdabiya mostraban entre risas a un reportero de AFP octavillas lanzadas desde el aire por Gadafi: "Venimos a liberaros de terroristas y de agentes vendidos", decían, para a continuación, asegurar que las tropas buscarían a las "ratas" casa por casa. "Liberemos Ajdabiya y detengamos a todos los que estrechan la mano con el enemigo sionista", dicen los panfletos.

La gran mayoría de los habitantes están en contra del dictador y, aunque ahora ven cómo avanza en el frente, confían en factores que puedan terminar con su caída definitiva. Por un lado, no cuenta con un ejército numeroso: aunque mucho más pertrechado que los rebeldes, no cuenta con muchos más de 5.000 efectivos. Pueden bombardear posiciones, pero entrar en las ciudades y luchar casa por casa es diferente, máxime cuando en estas poblaciones, en las que el sentimiento anti-Gadafi es común, todo el mundo tiene un arma. Tampoco pueden cubrir con efectividad las zonas que van conquistando y también por eso su avance es tan lento.

También confían los rebeldes en que la comunidad internacional tome decisiones, ya sea sanciones económicas o la deseada zona de exclusión aérea que impediría los bombardeos de la aviación del dictador. Sin los aviones, en tierra, la fuerza de los opositores se acerca a la de los soldados.


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