Los 'papeles' del conflicto iraquí

El Pentágono se escuda en la seguridad nacional
Defensa asegura que Wikileaks ayuda a los enemigos de Estados Unidos
YOLANDA MONGE - Washington - 24/10/2010

El Pentágono condena, pero no cuestiona la autenticidad de los archivos difundidos por Wikileaks. Habló el Departamento de Defensa de Estados Unidos antes de que se publicaran los documentos y desde entonces ha guardado silencio.

El Pentágono condena, pero no cuestiona la autenticidad de los archivos difundidos por Wikileaks. Habló el Departamento de Defensa de Estados Unidos antes de que se publicaran los documentos y desde entonces ha guardado silencio. Pero para el Pentágono, la violación de su seguridad con la publicación de cerca de 400.000 documentos hasta ahora secretos puede llevar a que las tropas estadounidenses y aquellos que luchan a su lado sean asesinados. "Deploramos la actuación de Wikileaks que anima a que se rompa la ley, se filtren documentos clasificados y luego caballerosamente comparten la información con el mundo, incluidos nuestros enemigos". Así de rotunda fue la reacción del Pentágono.

La del Departamento de Estado fue muy similar. La jefa de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton, condenó en los términos más claros posibles cualquier filtración de documentos que ponga en peligro vidas estadounidenses o de sus aliados.

La difusión efectuada a través de la página fundada por Julian Assange llega en un momento especialmente delicado para las relaciones entre EE UU e Irak, ya que el objetivo de Washington tras la retirada de sus tropas de combate es el de dar una imagen de consolidación de las instituciones iraquíes y de que el país puede sobrevivir por sí solo. Pero los documentos no solo sacan a la luz los abusos cometidos e ignorados por los norteamericanos, sino que certifica que muchas de las violaciones de derechos humanos fueron cometidas por el Ejército iraquí y la policía, lo que hace un flaco favor al Gobierno de Bagdad. Las revelaciones de Wikileaks de que el primer ministro, Nuri al Maliki, ordenó detenciones por razones políticas o sectarias y que los agentes torturaron a muchos de los detenidos sentó a cuerno quemado en la capital iraquí.

"Los arrestos no se llevan a cabo sobre bases sectarias, pertenencias políticas o de otro tipo como algunos sectores insinúan, sino por las pruebas que condenan a la persona, sin discriminación", aseguró Al Maliki en un comunicado.

Mientras que ayer toda la prensa norteamericana dedicaba enormes espacios a los documentos clasificados, el Pentágono mantenía un perfil bajo más allá del gran titular de la condena. Sus portavoces remitían a los periodistas a las declaraciones del pasado viernes. "Wikileaks continúa poniendo en peligro la vida de las tropas, de nuestros compañeros de coalición y de aquellos iraquíes y afganos que trabajan con nosotros", informó el secretario de prensa del Departamento de Defensa, Geoff Morrell.

El Pentágono aseguró que no hará más comentarios, más allá de que lo expuesto a la luz pública eran instantáneas de sucesos trágicos que no cuentan toda la historia. En opinión del estamento militar de Estados Unidos, el periodo expuesto por Wikileaks ya ha sido cubierto con noticias, libros y películas y la publicación de estos informes de campo no aportan nada nuevo para entender mejor el pasado de Irak. Solo se expone información secreta que hará más vulnerables a nuestras tropas en futuros ataques.

"Tengo la firme convicción de que debemos condenar en los términos más claros posibles la difusión de cualquier información, por parte de individuos u organizaciones, que ponga en peligro la vida de los soldados o civiles de Estados Unidos y de sus aliados", declaró Hillary Clinton.

La jefa de la diplomacia estadounidense insistió en que rechaza cualquier filtración que amenace tanto la seguridad de Estados Unidos como la seguridad nacional de aquellos con los que trabaja Washington.

No es esta la primera vez que Wikileaks pone entre la espada y la pared al Pentágono. El pasado mes de julio, la página web publicó 75.000 archivos secretos sobre la guerra de Afganistán proporcionados por un soldado del Ejército de EE UU, Bradley Manning, de 22 años, que en la actualidad está arrestado en la base de los marines en Quantico (Virginia). Puede afrontar cargos de alta traición.

Esperando la tormenta que se avecinaba, el Pentágono puso a trabajar hace días a 120 expertos en los campos que imaginaba podrían ser expuestos por Wikileaks. Aún más, el Departamento de Defensa declaró que no esperaba grandes sorpresas de entre la ingente cantidad de documentos sobre la guerra de Irak que ahora han salido a la luz.


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