Irán y Hezbollah no hacen pie en Egipto

INFOMEDIO 15-02-11

El gobierno de Mahmoud Ahmadinejad y el movimiento chiíta libanés se ilusionan con que la crisis egipcia acabe en un gobierno de corte teocrático. Buscan asociar las multitudinarias manifestaciones contra el régimen a un presunto "despertar islámico" en Medio Oriente, y capitalizar el caos en favor de sus intereses políticos y estratégicos en la región


Por eso el ayatollah supremo iraní Alí Khamenei (foto) llamó a "no retroceder antes de la instauración de un régimen popular basado en la religión". No dudó en afirmar que "lo que sucede en Egipto es un eco de la Revolución Islámica iraní" y sostuvo que los egipcios aspiran a un Estado islámico moderado e "inspirado en Irán".

En la misma dirección se pronunció Seyed Hassan Nasrallah, líder de Hezbollah, organización aliada de Teherán y acusada de terrorismo por los EEUU. "La resistencia de los egipcios no difiere de la resistencia de Hezbollah durante la guerra de 2006 con Israel", exclamó durante un discurso en Beirut, ante cientos de militantes provistos de banderas del país en crisis. "Quisiera estar con ellos y ofrecer mi sangre para apoyar su causa".

La oposición a Hosni Mubarak, sin embargo, toma distancia de la pretendida simpatía de Irán y Hezbollah. Incluso le huye la Hermandad Musulmana, el movimiento islámico al que el eje iraní-libanés apuesta pero de cuyo signo político no se sabe demasiado aún en Occidente. Sus miembros deslizaron que "la revolución será recordada como la revolución del pueblo egipcio, no como la revolución del Islam".

Mohamed Morsey, vocero de la Hermandad, salió al cruce de Khamenei y Hezbollah. "Lo primero que queremos es que ningún extranjero intente dar directrices políticas al pueblo", se desmarcó. "La revolución en Egipto no necesita ayuda de nadie. No debemos subestimar el reclamo de los jóvenes de no ir detrás de agendas foráneas".

Los adversarios laicos y religiosos de Mubarak son concientes de que el gobierno reprime bajo la excusa de la "injerencia extranjera". La TV estatal aseguró varias veces que entre los manifestantes de la plaza Tahrir había iraníes, aunque no presentó ninguna prueba. Tampoco mencionó que para los residentes de Irán es casi imposible ingresar a Egipto, ya que ambos países interrumpieron sus relaciones diplomáticas.

"Tenemos una premisa fundamental: no a Hassan Nasrallah, no a Khameini, no a los Estados Unidos. El pueblo egipcio está en las calles por sí mismo", resumió a The Wall Street Journal Hussein Suliman Hussein, un manifestante de 34 años. En efecto, el rechazo a Irán cala hondo en blogs y websites opositores a Ahmadinejad, que se ríen de cómo la Hermandad Musulmana dejó en off side a su gobierno.

Noticia relacionada: Egipto: Hezbollah e Irán quieren “encender la región”


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