Zapatero envía a Moratinos a Argelia en plena crisis del Sáhara Occidental

El ex ministro de Exteriores intenta que Buteflika interceda ante el Polisario
M. GONZÁLEZ / I. CEMBRERO - Seúl / Madrid - 11/11/2010

El presidente del Gobierno español no ha tardado en recuperar a un ministro del que se deshizo el mes pasado, Miguel Ángel Moratinos, para otorgar su cartera a Trinidad Jiménez.

José Luis Rodríguez Zapatero envió ayer, como representante suyo, a Moratinos a Argel en un avión de la Fuerza Aérea con un doble objetivo: tratar de desactivar la tensión regional sobre el Sáhara e intentar salvar la cumbre de la Unión para el Mediterráneo prevista para dentro de 10 días en Barcelona, según fuentes argelinas. Desde vicepresidencia del Gobierno y Asuntos Exteriores se asegura que la visita está solo relacionada con la cumbre barcelonesa.

Curiosamente, la visita de Moratinos no fue anunciada por La Moncloa, pero sí por sus anfitriones argelinos a través de la agencia oficial de prensa APS. A su llegada al aeropuerto Bumedian le esperaba el titular de Exteriores argelino, Mourad Medelci. Más tarde estaba previsto que fuera recibido por el presidente, Abdelaziz Buteflika.

Durante los seis años que pasó al frente de la diplomacia española, Moratinos no tuvo una relación cordial con Argelia, donde se le consideraba demasiado promarroquí.

El objetivo de Moratinos parece imposible de alcanzar. El desmantelamiento, el lunes, del campamento de protesta saharaui de El Aaiún ha reavivado la tensión entre Argel y Rabat. El rey Mohamed VI de Marruecos pronunció el sábado un discurso en el que arremetió con dureza contra Argelia, principal patrocinador del Frente Polisario saharaui.

Además, la decisión israelí de construir 1.300 nuevas viviendas en el sector árabe de Jerusalén ha dado prácticamente al traste con la cita de Barcelona, a la que los países árabes se niegan a acudir, según reconocen fuentes diplomáticas españolas.

La opacidad informativa que rodea los enfrentamientos de El Aaiún fue debatida ayer en el Congreso de los Diputados.

En su intervención ante el pleno, el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, aludió a la prohibición de Marruecos de que la prensa extranjera pueda viajar al Sáhara. Otros dos periodistas españoles y una francesa no pudieron embarcar ayer en el vuelo de Casablanca a El Aaiún.

Jáuregui pronunció una frase en la que dio a entender que España reconocía la plena soberanía marroquí sobre el acceso de los periodistas a ese territorio: "No podemos olvidar que la admisión al territorio forma parte de lo que se llama el núcleo duro de la soberanía de un país". "Ahí nuestra capacidad de intervención chocó con la negativa absoluta del Gobierno marroquí de permitir el acceso (...)". La frase suscitó un aluvión de críticas y el propio Jáuregui matizó en los pasillos sus palabras: "No he hecho ningún reconocimiento de la soberanía (...)".

Pese a la rectificación de Jáuregui, el Gobierno español mantiene una actitud timorata con relación a los sucesos de El Aaiún. A diferencia, por ejemplo, del ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner, Jiménez no condenó la expulsión, por Rabat, de tres parlamentarios autonómicos y un europarlamentario español.

La palabra "condena" que el Ejecutivo ha borrado de su vocabulario sí fue utilizada ayer por otro socialista, Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta de Extremadura. Mientras, el diputado socialista José Antonio Pérez Tapias fue más allá y escribió en su blog que Marruecos había desatado "violencia, destrucción y muerte" sobre el célebre campamento de Agdaym Izik.


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