Las fuerzas afganas asumirán la seguridad del país a finales de 2014

Las fuerzas afganas asumirán la seguridad del país a finales de 2014
El presidente Karzai pide en la conferencia internacional de Kabul mayor control sobre los fondos de ayuda
Á. DE CÓZAR / AGENCIAS - Kabul - 20/07/2010

Las fuerzas afganas asumirán algunas competencias de seguridad para finales de este año, y dirigirán las operaciones militares en todas las provincias al fin de 2014. De esta forma, los 60 países y organismos internacionales presentes en la conferencia internacional sobre Afganistán, que por primera vez se celebra en el mismo país, asumen la petición del presidente afgano, Hamid Karzai, según una copia del comunicado final a la que ha tenido acceso Reuters.

"Sigo determinado a que las fuerzas de seguridad nacionales afganas sean responsables de todas las operaciones militares y de mantenimiento del orden público en todo el país en 2014", dijo Karzai. No está claro cuándo se producirá la retirada de tropas extranjeras. La idea, según los participantes, es que no se trata de fijar fechas, sino de condiciones que permitan la salida. El presidente de EE UU, Barack Obama, había fijado julio de 2011 como fecha de inicio de repliegue de los soldados estadounidenses, con el propósito de traspasar los poderes a las fuerzas afganas antes de 2013.

La secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, dijo durante su intervención que el objetivo de 2011 subrayaba la urgencia de transferir más responsabilidades de seguridad al Gobierno afgano. El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, anunció que las fuerzas internacionales, unos 150.000 soldados, permanecerán en el país después del periodo de transición para garantizar el "apoyo" a las tropas afganas, según France Presse.

El calendario no es vinculante, pero los partidarios de la guerra esperan que la declaración oficial, que se producirá hoy, descargue la presión que sufren muchos países europeos, donde el apoyo a la intervención se ha desplomado y los Gobiernos piden una hoja de ruta más clara para la retirada. El comunicado final de la conferencia prevé que a finales de año se elabore un esquema más detallado de la agenda de la transición.

No contribuye a la popularidad del conflicto el creciente número de bajas entre los soldados. Hoy mismo, un militar de la OTAN murió al sur del país por la explosión de una mina, y ya suman 59 los soldados extranjeros fallecidos en lo que va de mes.

El empeño del mandatario en demostrar los progresos en el país, al organizar una reunión de este calibre, ha convertido Kabul en una ciudad absolutamente blindada, con policías por todos lados y en la que está prohibida la circulación de vehículos y hay constantes controles a los viandantes, que casi no pueden salir de sus casas. Sin embargo, imperó el caos organizativo, que impidió el acceso a la conferencia a una veintena de periodistas de importantes medios de comunicación.

El presidente afgano inauguró esta mañana la cumbre con una petición de mayor control de los fondos internacionales que recibe su país, y de apoyo para su plan de paz con los talibanes menos radicales. Karzai, visto con recelo en gran parte de los países donantes por las acusaciones de corrupción de su Gobierno y de fraude en la reelección presidencial de 2009, no pidió más dinero, pero sí el control del ya destinado a desarrollo, 13.000 millones de dólares (unos 10.000 millones de euros).

Afganistán tiene comprometidos "suficientes recursos financieros" para los próximos tres años, afirmó el jefe de Estado, pero estos "no darán los resultados deseados" si no se administran de forma centralizada, advirtió. El comunicado final prevé el apoyo a canalizar al menos el 50% de la ayuda al desarrollo a través del Gobierno afgano en dos años.

Desde el inicio de la guerra, se han invertido cerca de 40.000 millones de dólares (unos 30.800 millones de euros) en Afganistán, según la organización Oxfam. La mitad se ha destinado a entrenar y equipar al Ejército y a la policía afganos.

El documento final de la conferencia también dará el respaldo a varias iniciativas del Gobierno afgano, como una nueva ley para crear una fuerza contra el crimen y un tribunal anticorrupción, o compromisos en defensa de los derechos de la mujer.


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