América Latina en la diplomacia del 2010


Julio César Pineda

En Haití se concentran las miradas de la comunidad continental ante un nuevo reto
El nuevo orden internacional en este 2010 representa más un desorden institucionalizado con múltiples conflictos nacionales y mundiales donde la variable económica es fundamental. Continuará la amenaza internacional de una guerra por la actitud nuclear de Irán y el nuevo terrorismo mas allá de Afganistán concentrado ahora en Yemen. América Latina no escapa a las contradicciones políticas y económicas a pesar de presentar con la excepción de Cuba una realidad continental democrática.

Frente a la globalización los mecanismos de integración regional se fortalecen y así se presenta como paradigma la Unión Europea para el 2010 con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa pero en América Latina, este año presenta grandes dificultades para sus proyectos integracionistas, dificultades en el Mercosur por el conflicto entre Uruguay y Argentina y por la asimetría de Uruguay y Paraguay contra Argentina y Brasil, además el debate por el posible ingreso de Venezuela al Mercosur.

La Comunidad Andina con la exclusión de Venezuela y con la confrontación entre los modelos de Perú y Colombia frente a Bolivia y Ecuador han impedido sus realizaciones. Unasur, que nació con el ímpetu que le dio Brasil se ha paralizado por el tema de las bases militares de EEUU en Colombia.

La Alianza Bolivariana (ALBA) a partir de este año puede verse paralizada y reducida en su proyección continental. El nuevo gobierno de Honduras ha solicitado el retiro formal del ALBA y los próximos procesos electorales se orientarán más hacia el centro y la derecha, alejando al continente del socialismo del siglo XXI; en Chile el triunfo del candidato conservador Sebastián Piñera da un impulso a la derecha latinoamericana y se convierte en contraparte al presidente Chávez en los foros internacionales representando al Estado con mayor desarrollo económico y democrático de la región.

En Panamá eligieron a un empresario con excelentes vínculos con Washington, en México el Partido de la Revolución Democrática (PRD) paso al tercer lugar en las elecciones parlamentarias y en Argentina retrocedió electoralmente el modelo implementado por los Kirchner, los nuevos gobiernos de izquierda en El Salvador y Uruguay han manifestado su cercanía con el proyecto de Lula y la especial relación con EEUU. En Brasil la candidata del presidente Lula no logra pasar el 30% de aceptación popular.

Colombia no saldrá de su laberinto bélico interno en la confrontación con las FARC, el ELN y las Autodefensas Unidas de Colombia, aunque ha tenido éxito en la política de paz democrática. El presidente Uribe pretende por esto con la reelección, un nuevo mandato. Los ataques del presidente Chávez han fortalecido la candidatura de Uribe, se descarta la confrontación bélica, porque no hay en Colombia respuesta al discurso militarista del gobierno venezolano, salvo que la variable estadounidense pueda incidir en una actitud militar frente a Venezuela por su vinculación con la guerrilla, grupos armados de Colombia y su nexo con Irán.

Haití se ha convertido en el mayor desafío para el continente después del terremoto de 7.3 grados en la escala de Richter el pasado 12 de enero y donde posiblemente las víctimas lleguen a 200 mil con 3 millones de damnificados. Haití presenta un caso emblemático en el mundo por su pobreza, marginalidad y subdesarrollo político, además golpeado permanentemente por catástrofes naturales, localizado en un continente rico en materias primas y con democracias desarrolladas. Fue el segundo país de América en independizarse en 1804 después de EEUU. Los 10.000.000 de haitianos subsisten en solo 28.000 km². En su larga historia de dictaduras e invasiones basta recordar la tiranía de la familia Duvalier del siglo XX cuando el terror se apodero de Haití desde 1957 hasta 1971. Más cerca la decepción política y económica con el presidente de origen democrático Jean-Bertrand Aristide sacerdote y demagogo quien ganó las elecciones en septiembre de 1971, fue derrocado y volvió al poder en 2001 pretendiendo instaurar un régimen monárquico. A raíz de la expulsión de Aristide en 2004 la ONU organizó la Misión Minustah, bajo la dirección de Brasil y con gran presencia latinoamericana, Venezuela se negó a integrarla. En el 2006 René Preval ganó las elecciones pero a la joven democracia le ha sido imposible reconstruir políticamente, económica y socialmente el país.

Ahora Haití volvió a ser un foco, allí se concentran las miradas de la comunidad continental frente a un nuevo reto y se unen los esfuerzos para solventar la crisis del terremoto. Ojalá que este desastre movilice a los haitianos y latinoamericanos para que terminen con ese Estado fallido hacia una nueva realidad en desarrollo

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