La defensa de Assange cuestiona la proporcionalidad de la orden de detención

El fundador de Wikileaks se enfrenta a la fiscalía en la segunda jornada de la vista de apelación para oponerse a su extradición a Suecia


JOSEBA ELOLA - Londres - 13/07/2011


Sonriendo a sus partidarios pero sin hacer declaraciones al enjambre de periodistas, el fundador de Wikileaks, Julian Assange, ha llegado hoy a la sede del Tribunal Superior de Londres, donde asiste a la segunda sesión de la apelación presentada contra su extradición a Suecia, país que le reclama por supuestas agresiones sexuales. Frente a su argumentación de ayer de que todo lo ocurrido fue sexo consentido, la fiscal Clare Montgomery, asegura que las denunciantes no dieron su consentimiento sin coacción. "Fueron coaccionadas con fuerza física o se encontraron atrapadas", ha dicho.

La defensa de Assange ha iniciado la sesión cuestionando la proporcionalidad de la orden de detención internacional, puesto que, argumenta, el editor es sospechoso pero no está formalmente "acusado" aún ante la justicia sueca, por lo que la orden que condujo a su arresto en diciembre no es válida. "No se ha tomado ninguna decisión para perseguirle o inculparle. La investigación preliminar sigue abierta", ha dicho uno de los abogados del australiano, Mark Summers, que ha recordado que la ley sueca permite que su cliente sea interrogado sin estar físicamente presente en ese país, informa France Presse.

Sin embargo, la fiscalía, en representación de Suecia, ha replicado que "el hecho de que se encuentre en una fase de investigación no importa. Lo que importa es el motivo subyacente de la petición", según el diario The Guardian.

Montgomery también ha negado que la orden de arresto no se ajuste a los hechos ni al relato de las denunciantes, Miss A. y Miss W., en comisaría, como ayer aseguró la defensa, que planteó la existencia de defectos de fondo y forma en la orden para tratar de invalidarla. La primera jornada deparó un relato de detalles un tanto escabrosos: la defensa de Assange quiso dejar claro que una cosa es lo que ocurrió (según las propias denunciantes) y otra lo que la orden de arresto emitida desde Suecia refleja.

El editor australiano se enfrenta a tres denuncias por agresión sexual y una por violación leve.

Los abogados de Assange incidieron, una y otra vez, en que los cuatro episodios en los que se basan las cuatro denuncias fueron de sexo consentido. Pero en las leyes suecas, explicaron, la cuestión del consentimiento no es clave, como lo es en las leyes británicas. "Si las circunstancias se hubieran producido en Londres, no habría delito", enfatizó el sobrio pero incisivo abogado Ben Emmerson, del equipo de la legendaria Gareth Peirce.

Emmerson declaró que la orden de arresto contra Assange no es correcta y que resulta "sorprendente y preocupante" que los jueces de distrito suecos que solicitaron su extradición pudieran haber sido conducidos a conclusiones erróneas. Las alusiones a la violencia que se desprenden de la orden de arresto internacional, sostuvo, no se corresponden con los hechos.

El nuevo equipo legal de Assange cambió el tono de la defensa. Abordó múltiples cuestiones técnicas, de procedimiento. Y mostró un perfil conciliador. Emmerson, experto en procesos ligados a la defensa de derechos humanos, insistió en que en ningún caso querría denigrar a las denunciantes, ni trivializar el episodio. Dio entender que la conducta de Assange pudo ser "poco respetuosa, ausente de cortesía" o "perturbadora", pero que eso no significa que cometiera un delito.

Emmerson intentó desmontar ante el tribunal el cuarto cargo, el más grave, el que podría conducir a Assange a cuatro años de prisión. Recurrió a la declaración de Miss W. en comisaría para desmontar la idea de que se tratara de una violación. Este fue su relato: Miss W. está medio dormida después de una noche en que ya ha tenido tres encuentros sexuales con Assange en su apartamento; el australiano la penetra sin protección mientras ella está "medio dormida", según dice la defensa que asumió la propia Miss W; cuando ella se da cuenta le pregunta si se ha puesto condón, él le dice que no, ella le responde que espera que al menos no tenga el VIH, pero le deja continuar hasta que él eyacula. Este es uno de los puntos clave para la defensa: Miss W. le dejó continuar. "Luego se arrepintió de haberlo hecho", enfatizó Emmerson. "Esta es la verdad de la circunstancias de los incidentes".

Emmerson desgranó cada uno de los cuatro episodios para intentar demostrar que no serían delito en suelo británico. Recurrió a detalles para evidenciar que fueron episodios de sexo consentido. De hecho, con respecto a la denuncia de Miss A., enfatizó que el estudio al que invitó a Assange a pasar sus días en Estocolmo solo tenía una cama sencilla.

La defensa intenta demostrar que la justicia británica no debe conceder automáticamente la extradición considerando que son delitos equiparables a los de su legislación. Que debe entrar a valorar en profundidad los hechos para dar por buena la orden emitida por Suecia que, señalan, se basa en un testimonio de parte.



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