Los 'camisas rojas' anuncian su rendición tras el asalto del Ejército tailandés



Manifestantes incontrolados prenden fuego a la Bolsa de Bangkok y a un centro comercial.- Cuatro personas mueren en enfrentamientos armados y 50 resultan heridas
JOSE REINOSO / AGENCIAS - Bangkok - 19/05/2010

Los líderes de los camisas rojas han anunciado su rendición después del asalto del Ejército tailandés a la fortaleza de los manifestantes antigubernamentales en Bangkok. Durante la operación han muerto al menos cuatro personas a causa de los cruces de disparos. Entre los fallecidos se encuentra el fotoperiodista italiano Fabio Polenghi. Además han resultado heridas unas 50 personas. "Os pido perdón a todos, pero no quiero más pérdidas. Estoy desolado también. Nos rendiremos", ha dicho Jatuporn Prompan, uno de los dirigentes de la protesta, desde el estrado situado en el centro del campamento. Poco después, la televisión tailandesa mostraba imágenes de Prompan y de otros líderes opositores detenidos, mientras que el Ejército anunciaba el fin de la ofensiva militar, aseguraba que la situación está controlada y decretaba el toque de queda para esta tarde (cinco horas más que en la España peninsular).

Sin embargo, el anuncio de rendición no ha llevado la calma a las calles de Bangkok y aún no está claro el desenlace de la crisis política que dura ya más de dos meses y que ha causado decenas de muertos. Pese al llamamiento de los líderes de la protesta para que los manifestantes abandonaran el campamento, algunos se negaban a hacerlo, y aseguraban que preferían morir. Las escenas de caos, vandalismo y pánico se suceden entre la humareda negra causada por los artefactos incendiarios arrojados por grupos de manifestantes desesperados, quienes han prendido fuego a edificios y a las tiendas donde han estado acampados hasta esta madrugada. La Bolsa de Valores de Bangkok y uno de los principales centros comerciales del sureste asiático se encuentran en llamas, y el canal 3 de la televisión estatal ha sufrido un ataque, informaron medios tailandeses. También se han registrado cortes de luz en varias zonas del centro.

Mientras, varios opositores han ocupado un ayuntamiento en Udon Thani, al noreste del país, y han prendido fuego al edificio, según la policía.

El asalto del Ejército se inició al amanecer, cuando numerosas tropas y vehículos blindados se concentraron junto al campamento de los opositores en el centro de Bangkok, el bastión que miles de personas han instalado desde hace semanas en el centro de la capital para pedir la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones. Los militares atravesaron la principal barricada alzada por los manifestantes y penetraron en el área.

Las tropas, que tras derribar las barricadas avanzaron por el interior del campamento, detuvieron la operación para facilitar la salida de los manifestantes que quisieran abandonar la zona. El portavoz en funciones del Gobierno, Panitan Wattanayagorn, declaró en una intervención televisada que la operación militar continuaría a lo largo del día y que el objetivo era "asegurar el perímetro" del área tomada por los camisas rojas.

Cinco helicópteros sobrevolaban la zona a las 6.45 de la mañana (cinco horas menos en la España peninsular), mientras el humo de los neumáticos ardiendo comenzó a elevarse entre los rascacielos del distrito comercial y de negocios con las primeras luces del día. El Ejército bloqueó las pocas calles que aún quedaban abiertas en los alrededores de la zona y se desplegó al sur de la principal barricada. Enseguida empezaron a oírse explosiones y disparos. Los camisas rojas han utilizado constantemente durante los últimos días fuegos artificiales y cohetes caseros, pero también granadas y armas de fuego, según el Gobierno.

Nattawut Saikua, uno de los líderes del frente antigubernamental, había pedido a los manifestantes que mantuvieran posiciones. "Pedimos a todo el mundo que esté preparado para un ataque porque los blindados han comenzado a movilizarse", dijo Nattawut. Entre 3.000 y 5.000 camisas rojas se encontraban en el campamento, pero también había cientos fuera de él, que montaron barricadas de neumáticos rociadas con combustible, que comenzaron a arder.

Los militares, por su parte, lanzaron varios disparos al aire para instar a los manifestantes y civiles a abandonar el campamento. "Por favor, abandonen inmediatamente el lugar. Los oficiales van a llevar a cabo una operación", gritó uno de los militares a través de un altavoz, según ha informado la televisión tailandesa Channel 9. Además, el Ejército lanzó agua a presión contra las trincheras para evitar que los 'camisas rojas' les prendieran fuego.

El Ejército usó también gases lacrimógenos en las inmediaciones de la estatua del monarca tailandés Rama VI, en frente del parque Lumpini, un área donde se cree que hay camisas rojas armados entre la multitud de opositores, informó un testigo citado por la agencia Reuters.

Bangkok, paralizado

Los manifestantes, en su mayoría procedentes de las zonas rurales del país o pertenecientes a las clases urbanas de menores recursos, y seguidores del depuesto primer ministro, Thaksin Shinawatra, permanecían acampados desde hace más de seis semanas en el corazón del principal distrito comercial de Bangkok, Silom Road, y se negaban a abandonar la zona, en la que hay varios hoteles y sedes diplomáticas.

Los camisas rojas acusan al primer ministro del país, Abhisit Vejjajiva, de carecer del apoyo del pueblo, ya que obtuvo el poder tras unas controvetidas elecciones celebradas en 2008, dos años después del golpe militar que provocó el derrocamiento de Thaksin Sinawatra. Por ello, comenzaron sus protestas el pasado 12 de marzo para solicitar la convocatoria inmediata de elecciones.

El centro de las protestas estaba situado en la intersección de Rachaprasong, lo que ha causado la paralización del centro de la capital tailandesa. Cientos de mujeres y niños que permanecían en el campamento de los camisas rojas se refugiaron en un templo situado en su interior.

Los manifestantes habían recopilado grandes cantidades de alimentos, agua y otros suministros para contrarrestar el aislamiento al que estaban sometidos por parte del Ejército desde el pasado jueves. El estallido de la violencia desatado aquel día causó la muerte de 39 personas y dejó a otras 300 heridas, en lo que suponen los enfrentamientos políticos más sangrientos de los últimos 18 años en Tailandia.


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