El auge liberal agita la campaña electoral británica
Los sondeos siembran el desconcierto en las filas de Brown y Cameron
WALTER OPPENHEIMER - Londres - 20/04/2010

La campaña electoral británica ha entrado en un momento de desconcierto. Laboristas y, sobre todo, conservadores, no saben muy bien cómo afrontar la inesperada irrupción de los liberales-demócratas. Y estos siguen capitalizando en los sondeos el impulso que les ha dado el triunfo de su líder, Nick Clegg, en el debate electoral del jueves pasado.

La campaña electoral británica ha entrado en un momento de desconcierto. Laboristas y, sobre todo, conservadores, no saben muy bien cómo afrontar la inesperada irrupción de los liberales-demócratas. Y estos siguen capitalizando en los sondeos el impulso que les ha dado el triunfo de su líder, Nick Clegg, en el debate electoral del jueves pasado.

"Mi apuesta es que al final la mayoría de la gente no va a continuar su actual flirteo con Nick", ha pronosticado en un correo electrónico a sus militantes el coordinador de la campaña laborista, Peter Mandelson. "Algo conozco sobre lo que significa una corta luna de miel política", ironizó Gordon Brown, que nada más llegar a Downing Street en 2007 vivió "una de esas fases" para caer en picado en cuestión de semanas. "Lo de Clegg es una burbuja y hay que reventarla antes [de las elecciones] del 6 de mayo", opinó lord Tebbit, veterano tory.

Pero la burbuja, o la luna de miel, sigue consolidándose, según dos sondeos publicados ayer. El de YouGov para The Sun coloca a los liberales-demócratas en cabeza (33%), seguidos de los conservadores (32%) y laboristas (26%). El de ICM para The Guardian mantiene en cabeza a los tories (33%), por delante de liberales (30%) y laboristas (28%). En ambos casos, laboristas y liberales alcanzarían juntos una amplia mayoría.

Los conservadores dudan entre atacar frontalmente a Nick Clegg o mostrar una imagen positiva de su propia oferta. En todo caso, el desbarajuste liberal les impide concentrarse en desprestigiar a Gordon Brown: David Cameron se ha visto obligado a sustituir un anuncio que se iba a emitir anoche atacando a los laboristas por una declaración suya defendiendo la oferta conservadora.

Esa aparente esquizofrenia se está viendo a diario en la campaña. Cameron ha intentado en los últimos días resituar la campaña tory en torno a su mensaje de la "gran sociedad" frente al "gran Gobierno", pero no ha podido dejar de alertar contra la regularización de inmigrantes que proponen los liberales y el peligro de que un auge del tercer partido británico signifique "cinco años más de Gordon Brown". Otros dirigentes han enfatizado también los peligros de las posiciones proeuropeas de Nick Clegg.

En una rueda de prensa convocada para atacar la política económica tory, Brown tuvo que hacer equilibrios para distanciarse de los liberales-demócratas sin atacarles frontalmente porque un acuerdo con ellos es la única forma que tiene de seguir siendo primer ministro, aunque criticó algunas de sus propuestas económicas y de desarme, y destacó que hay "territorio común" en materia de reforma política.

Y Nick Clegg sigue disfrutando de la luna de miel pero conteniendo la euforia. "No puedo predecir qué ocurrirá. Sé muy bien que los sondeos, igual que suben, bajan; son muy volátiles. Todo lo que sé es que para los dos viejos pilares, los viejos patrones y las viejas rutinas electorales se están rompiendo", declaró tras presentar su plan para estimular la economía ecológica.


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