El responsable del programa nuclear iraní, nuevo ministro de Exteriores
ÁNGELES ESPINOSA - Madrid - 14/12/2010
El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, destituyó ayer a su ministro de Exteriores, Manuchehr Mottakí, y nombró de forma interina al responsable nuclear, Ali Akbar Salehí. La decisión parece indicar crecientes discrepancias en la forma de conducir la política exterior. El ministro depuesto había criticado la reciente designación de cuatro consejeros presidenciales en esa materia.
"Mottakí no ha logrado adaptarse a los puntos de vista del presidente y a su política exterior", interpretaba el sitio web reformista Mardomsalari. Los analistas iraníes consideran a Mottakí un aliado de Ali Lariyaní, actual presidente del Parlamento y uno de los principales rivales conservadores de Ahmadineyad.
De hecho, Ahmadineyad ya había ninguneado a su ministro en agosto al nombrar a cuatro enviados especiales para Oriente Próximo, Asia, la región del Caspio y Afganistán. Diplomáticos y diputados vieron en la medida un nuevo truco del presidente para acumular poder, soslayando el ministerio y creando una estructura paralela. Mottakí se quejó al líder supremo, Ali Jameneí, que tiene la última palabra en todos los asuntos claves del Estado, incluida la política exterior.
El respaldo de Jameneí evitó entonces la caída del jefe de la diplomacia, pero Ahmadineyad mantuvo a sus elegidos como "consejeros presidenciales". El tiempo de Mottakí estaba contado. La carta agradeciéndole los servicios prestados no eclipsa la humillación de que el anuncio de su destitución se hizo mientras se hallaba de viaje oficial en Senegal.
Más sorprendente resulta que le releve el responsable nuclear y solo de forma interina. Aunque Salehí fue la primera elección de Ahmadineyad para Exteriores en 2005 (y no prosperó por la oposición de Jameneí), este científico devenido político está al frente de la Organización de la Energía Atómica de Irán, con rango de vicepresidente del Gobierno.
No está claro si se trata de una forma de esquivar la necesaria aprobación del Parlamento. En cualquier caso, su elección parece reforzar la centralidad del programa nuclear en la política iraní.
© EDICIONES EL PAÍS S.L. - Miguel Yuste 40 - 28037 Madrid [España] - Tel. 91 337 8200
El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, destituyó ayer a su ministro de Exteriores, Manuchehr Mottakí, y nombró de forma interina al responsable nuclear, Ali Akbar Salehí. La decisión parece indicar crecientes discrepancias en la forma de conducir la política exterior. El ministro depuesto había criticado la reciente designación de cuatro consejeros presidenciales en esa materia.
"Mottakí no ha logrado adaptarse a los puntos de vista del presidente y a su política exterior", interpretaba el sitio web reformista Mardomsalari. Los analistas iraníes consideran a Mottakí un aliado de Ali Lariyaní, actual presidente del Parlamento y uno de los principales rivales conservadores de Ahmadineyad.
De hecho, Ahmadineyad ya había ninguneado a su ministro en agosto al nombrar a cuatro enviados especiales para Oriente Próximo, Asia, la región del Caspio y Afganistán. Diplomáticos y diputados vieron en la medida un nuevo truco del presidente para acumular poder, soslayando el ministerio y creando una estructura paralela. Mottakí se quejó al líder supremo, Ali Jameneí, que tiene la última palabra en todos los asuntos claves del Estado, incluida la política exterior.
El respaldo de Jameneí evitó entonces la caída del jefe de la diplomacia, pero Ahmadineyad mantuvo a sus elegidos como "consejeros presidenciales". El tiempo de Mottakí estaba contado. La carta agradeciéndole los servicios prestados no eclipsa la humillación de que el anuncio de su destitución se hizo mientras se hallaba de viaje oficial en Senegal.
Más sorprendente resulta que le releve el responsable nuclear y solo de forma interina. Aunque Salehí fue la primera elección de Ahmadineyad para Exteriores en 2005 (y no prosperó por la oposición de Jameneí), este científico devenido político está al frente de la Organización de la Energía Atómica de Irán, con rango de vicepresidente del Gobierno.
No está claro si se trata de una forma de esquivar la necesaria aprobación del Parlamento. En cualquier caso, su elección parece reforzar la centralidad del programa nuclear en la política iraní.
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