Revolución democrática en el Magreb

Todos los ministros del antiguo régimen abandonan el partido de Ben Ali
Las promesas de reforma en Túnez generan escepticismo en las calles.- El presidente promete una "ruptura con el pasado".- La Justicia detiene a 33 familiares del antiguo dictador
JUAN MIGUEL MUÑOZ | ENVIADO ESPECIAL 20/01/2011
Todos los ministros del Gobierno tunecino de transición que pertenecían el partido del ex presidente, Reagrupamiento Constitucional Democrático (RCD), han abandonado esta formación, según informa la televisión tunecina. De los miembros del Ejecutivo, seis ya lo eran bajo mandato de Zine el Abidine Ben Ali y copan los puestos clave. Además, 12 de las 20 carteras están en manos de políticos y tecnócratas que hasta hoy engrosaban las filas del partido del dictador.

El presidente, Fuad Mebaza, y el primer ministro, Muhamed Ghanuchi, ya se dieron de baja hace unos días. El reparto de carteras, la continuidad del poder en manos del antiguo régimen y la pervivencia del RCD han provocado las iras de la población, que pide una mayor presencia de los opositores y sindicatos en el Gobierno y que el RCD se disuelva. Está previsto que hoy el primer ministro se reúna por primera vez con su disminuido Gabinete, que sufrió el martes cuatro bajas a la vista de la opinión de la calle. Pero tal como está el patio, unas horas son, en el Túnez de hoy día, una eternidad. El primer Consejo de Ministros tiene previsto aprobar nuevas medidas relacionadas con la amnistía y la separación de poderes.

El RCD anunció ayer, en una decisión que puede provocar hilaridad entre la ciudadanía, que expulsaba de sus filas al déspota afincado ahora en Arabia Saudí, a dos de sus principales consejeros, al ex ministro del Interior, Rafik Belhaj Kacem, además de al yerno de Ben Ali, el saqueador de cuello blanco Saher el Matri, y a otro miembro de la familia de Laila Trabelsi, la esposa de Ben Ali. Mebaza se dirigió a la nación solemnemente ayer. Intentó de nuevo endulzar los oídos de un pueblo amargado nada propenso a escuchar promesas y que presiona para que ningún miembro del RCD, y menos quienes fueron ministros del dictador, sean ministros. "Queremos una ruptura total con el pasado. La separación de los partidos y el Estado será la prioridad del Ejecutivo", proclamó Mebaza. No parece captar que para la mayoría de los 11 millones de tunecinos ese borrón y cuenta nueva no puede nacer con el Gobierno elegido para hacer la transición.

Elogios a la "noble revuelta popular"

Mebaza insistió en que se están "llevando a cabo profundas reformas" y alabó "la noble revuelta popular" de los tunecinos, que ha unido a ciudadanos de toda condición por el dramático desempleo que aqueja a la juventud y por la ausencia total de libertades que afectaba a todos. "El Estado está con vosotros, estamos reformando todos y la voluntad del pueblo está siendo respetada", agregó el ahora presidente. No es del todo cierto. El pueblo quiere otro Ejecutivo. El que ahora está al frente carece de credibilidad. Poco importa las medidas que, en cascada, se adoptan para satisfacer a los descontentos.

Todos los presos políticos -aunque no se ofrecieron cifras- fueron liberados el miércoles, incluidos los islamistas de En Nahda (Renacimiento). El toque de queda se relajó, para entrar en vigor a partir de las ocho de la tarde. A algunos exiliados se les ha permitido ya regresar a Túnez. La lista sigue. La Fiscalía también informó de que se investigará la corrupción hasta sus últimas consecuencias, mientras la televisión mostraba imágenes de joyas y contaba que 33 parientes de Ben Ali habían sido detenidos por "crímenes contra Túnez". Y, aunque en absoluto depende de Ghanuchi o de Mebaza, el Gobierno suizo aseguró que se confiscarán las cuentas corrientes de 40 familiares del ex gobernante y un avión privado que descansa en Ginebra. Los tunecinos, sin embargo, prestan escasa atención a estos asuntos.

Ghanuchi se esforzó ayer por reformar su Gobierno después de que la víspera cuatro ministros -tres sindicalistas de la Unión General de Trabajadores de Túnez y el líder del Foro Democrático por el Trabajo y las Libertades, Mustafa Benjaafar- dimitieran a las pocas horas de asumir el cargo. Mustafá Benjaafar confirmó anoche que no volvería al Gabinete. Pareció estar de acuerdo, en principio, en convertirse en ministro. Pero todo indica que este veterano opositor ha caído en la cuenta de que la mayoría de los tunecinos sospechará siempre de quienes ahora acepten cualquier componenda con dirigentes del régimen defenestrado.

"Si la situación continúa con un Gobierno construido sobre la base de la antigua dictadura, las manifestaciones en la calle seguirán, y lo que deseo es que la estabilidad regrese a Túnez lo antes posible", afirmó Moncef Marzouki, un histórico opositor recién retornado del exilio que lo primero que hizo es visitar la tumba de Mohamed Bouazizi, el hombre de 26 años que el 17 de diciembre se roció de gasolina y se quemó vivo en Sidi Buazid, prendiendo la mecha de una revuelta civil que, por primera vez en la historia, despojó del poder a un dictador árabe.


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