Siria, Irak y la movilización terrorista en España:
reactivación de redes latentes y eclosión del yihadismo homegrown
ARI 50/2014. ARI 50/2014 - 20/10/2014
Análisis
Desde finales de 2011, miles de musulmanes radicalizados se han trasladado de
sus países de origen o de residencia para integrarse en distintas
organizaciones yihadistas activas en Siria y también en Irak. Aunque
procedentes en su mayoría del mundo árabe, algunos miles partieron de las
comunidades islámicas existentes en las sociedades occidentales, incluidas las
europeas. Se estima que alrededor de unos 2.500 dejaron temporal o
definitivamente sus domicilios en estas últimas para ir a Oriente Medio e
incorporarse a Frente al-Nusra –rama de al-Qaeda en Siria– o el denominado
Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL), que desde junio de 2014 se presenta
únicamente como Estado Islámico (EI).
Del mismo modo que esa movilización
yihadista relacionada con Siria e Irak no ha incidido de manera uniforme en
los países del mundo árabe, tampoco lo ha hecho en los de Europa, ni de acuerdo
con la población total de cada país ni con el monto de sus respectivas
colectividades musulmanas. En términos absolutos (es decir, considerando el número
total de individuos implicados), dicha movilización ha afectado particularmente
a Francia (900), el Reino Unido (500), Alemania (300), Bélgica (250), los
Países Bajos (120) y Dinamarca (100). En términos relativos (esto es, respecto
al número de musulmanes residentes), a este elenco de países particularmente
afectados habría que añadir los casos de Irlanda, Finlandia, Noruega y Suecia.
¿En qué medida está afectando este fenómeno a España? ¿Cómo
se produce en nuestro país? ¿Qué rasgos tienen los individuos movilizados?
Movilización yihadista de nivel bajo y muy concentrada
El número de individuos que a lo largo de los últimos casi tres años han viajado como yihadistas desde España hasta Siria e Irak se estima en unos 60. Esta cifra sería significativamente mayor de no haberse llevado a cabo varias operaciones policiales que desarticularon redes de radicalización y reclutamiento yihadista con aquellos países como destino. En cualquier caso, significa que, contrastando el dato español con los de otras naciones del mismo entorno europeo, el nivel de movilización yihadista en nuestro país es comparativamente bajo.
El número de individuos que a lo largo de los últimos casi tres años han viajado como yihadistas desde España hasta Siria e Irak se estima en unos 60. Esta cifra sería significativamente mayor de no haberse llevado a cabo varias operaciones policiales que desarticularon redes de radicalización y reclutamiento yihadista con aquellos países como destino. En cualquier caso, significa que, contrastando el dato español con los de otras naciones del mismo entorno europeo, el nivel de movilización yihadista en nuestro país es comparativamente bajo.
La población musulmana en España está principalmente
constituida por inmigrantes de primera generación, algo muy parecido a lo que
sucede en Italia, cuyos niveles de movilización yihadista en relación a Siria e
Irak son igualmente bajos. Las estimaciones referidas a Italia sitúan en no más
de 50 los individuos que se habrían trasladado a ese escenario común de
insurgencia yihadista al otro lado del Mediterráneo. Ello sugiere que los
países europeos en los que la actual movilización yihadista es más intensa son
aquellos cuyas poblaciones musulmanas están compuestas sobre todo por segundas
e incluso terceras generaciones, descendientes de inmigrantes procedentes de
países con sociedades mayoritariamente musulmanas, a diferencia de lo que
ocurre en los casos español e italiano.
A partir de esta evidencia es posible formular como
hipótesis que, además de la combinación de otras circunstancias personales y situacionales
que convierten a determinados individuos en particularmente vulnerables a las
estrategias de radicalización y reclutamiento que desarrollan las aludidas
organizaciones yihadistas, existe una crisis de identidad suficientemente
extendida entre las mencionadas segundas y terceras generaciones de musulmanes
que forman parte de nuestras sociedades europeas. Una crisis de identidad a la
que la implicación en una insurgencia yihadista, percibida como exitosa ofrece
un valioso sentido de pertenencia e incluso pasar a formar parte de una nueva
sociedad yihadista.
Dentro de España, tampoco los implicados en la movilización
yihadista relacionada con esos dos países de Oriente Medio se distribuyen
uniformemente a lo largo y ancho del territorio nacional, ni siquiera en
atención a las demarcaciones donde es más densa la presencia de población
musulmana. Así lo corroboran los datos referidos a los 35 individuos detenidos
en nuestro país desde 2013 y que en su gran mayoría estaban inmersos en redes
terroristas, buena parte de cuyos integrantes se preparaban para trasladarse a
Siria e Irak cuando fueron desbaratadas por la policía. Salvo tres que fueron
puestos en libertad y una que ingresó en un centro de menores, los demás
detenidos fueron enviados a prisión.
El 63% de esos 35 individuos detenidos desde 2013 residía
únicamente en dos ciudades, Ceuta (28,6%) y Melilla (34,3%), donde vive
aproximadamente sólo el 4,5% de los musulmanes establecidos en España. A ambos
enclaves norteafricanos de soberanía española los caracteriza el hecho de
hallarse rodeados de un entorno marroquí –correspondiente a la región
administrativa de Tánger-Tetuán en el caso de Ceuta y, con relativa menor
intensidad por lo que a movilización yihadista se refiere, a la zona norte de
la región administrativa oriental en el caso de Melilla-- del que ha salido una
buena parte de los yihadistas marroquíes que se han trasladado a Siria e Irak.
Redes latentes reactivadas y conexiones organizativas
Tres de las cuatro operaciones policiales desarrolladas en España contra las redes de movilización relacionadas con Siria e Irak, pusieron de manifiesto su cariz hispanomarroquí. Ese fue el caso de las denominadas Operación Cesto, desarrollada en junio de 2013 en la Barriada del Príncipe de Ceuta, aunque con algunos remanentes en septiembre, que culminó con diez detenciones; igualmente de la Operación Azteca, del 14 marzo de 2014, en la que fueron aprehendidos tres individuos en Melilla y uno más en Málaga; y también de la llamada Operación Jáver, llevada a cabo dos meses y medio después, el 30 de mayo de 2014, como resultado de la cual se detuvo a seis individuos, todos ellos en Melilla.
Tres de las cuatro operaciones policiales desarrolladas en España contra las redes de movilización relacionadas con Siria e Irak, pusieron de manifiesto su cariz hispanomarroquí. Ese fue el caso de las denominadas Operación Cesto, desarrollada en junio de 2013 en la Barriada del Príncipe de Ceuta, aunque con algunos remanentes en septiembre, que culminó con diez detenciones; igualmente de la Operación Azteca, del 14 marzo de 2014, en la que fueron aprehendidos tres individuos en Melilla y uno más en Málaga; y también de la llamada Operación Jáver, llevada a cabo dos meses y medio después, el 30 de mayo de 2014, como resultado de la cual se detuvo a seis individuos, todos ellos en Melilla.
La cuarta de las mencionadas actuaciones policiales, la
Operación Gala, conducida en Madrid el 16 de junio de 2014, no desveló en
sentido estricto la existencia de una red hispanomarroquí, pero la mayoría de
los nueve detenidos son marroquíes o de origen marroquí que viajaban con
frecuencia a Marruecos, donde tenían contactos. Además, otras seis personas
fueron detenidas al margen de esas cuatro actuaciones policiales. Una, el 5 de
enero de 2014 en el aeropuerto de Málaga, al tratarse de un individuo que
retornaba de Siria e Irak; otra el 16 de junio de ese mismo año en Huelva; una
más el 24 de junio en Ceuta; dos el 2 de agosto en Melilla; y, la última hasta
la fecha, asimismo en Melilla, de un individuo que tenía estrechos vínculos con
otros radicados en la ciudad marroquí de Nador.
Además de su cariz transnacional y más concretamente
hispanomarroquí, todas las redes desmanteladas en las Operaciones Cesto,
Azteca, Jáver y Gala se articulaban de forma compleja, estaban claramente
jerarquizadas y mantenían conexiones con organizaciones yihadistas basadas en
el exterior, desde el Frente al Nusra en Siria hasta el actualmente Estado
Islámico, activas tanto en Siria como en Irak, pasando por otras entidades
norteafricanas que se desenvuelven entre el sur de Argelia o de Libia y el
norte de Malí, como son al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y el Movimiento
para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUYAO), en principio
fusionado con una escisión de aquella en al-Morabitún.
Ahora bien, al contrario de lo que se ha apuntado respecto a
algún otro caso europeo, resulta de especial interés que ninguna de las cuatro
redes desbaratadas en España desde 2013 eran nuevas ni se formaron tras el
inicio de la contienda civil en Siria. En los cuatro casos estudiados hay
individuos que ya habían estado inmersos en otras redes o células yihadistas
desarticuladas en nuestro país. Así, el cabecilla de la red desmantelada en la
Operación Cesto había sido ya detenido en 2006 como consecuencia de las
actividades que venía desarrollando en Ceuta desde al menos 2005, aunque fue
absuelto según unas disposiciones sobre terrorismo del Código Penal que no se
empezarán a adecuar a las especificidades propias del terrorismo yihadista
hasta finales de 2010.
Del mismo modo, el dinamizador de la red desmembrada con la
Operación Azteca difundía su ideología yihadista desde al menos 2001 y escapó a
una operación antiterrorista en Marruecos antes de establecerse en Melilla en
2011. Entre los detenidos en la Operación Jáver hay destacados activistas,
desde al menos 2005, de Sharia4Spain. Un caso sobresaliente es el de la “Brigada
al-Andalus”, desmantelada con motivo de la Operación Gala, cuyo líder
perteneció en los años 90 a la célula que al-Qaeda consiguió establecer en
nuestro país –conocida como la célula de Abu Dahdah–, fue a recibir
entrenamiento en Afganistán, donde resultó capturado tras el 11-S y confinado
en Guantánamo hasta su entrega a las autoridades judiciales españolas, que lo
absolvieron por no dar validez a las pruebas de aportadas por las autoridades
estadounidenses.
En suma, todas las redes dedicadas a la radicalización y el
reclutamiento que han sido objeto de intervención policial desde 2013 contaban
en su seno con uno o más integrantes que, a lo largo de las dos décadas
precedentes, ya habían estado implicados en otras redes y células yihadistas en
España que habían permanecido en estado de latencia hasta el inicio de los
conflictos en el Norte de Mali y, sobre todo, en Siria. Así, individuos no
detenidos con anterioridad, huidos de la justicia, o absueltos en
procedimientos judiciales, aprovecharon la aparición de nuevos escenarios
yihadistas para, utilizando su experiencia y contactos, actuar como agentes de
radicalización y facilitadores de reclutamiento en beneficio de organizaciones
terroristas establecidas en esas zonas.
La eclosión de un yihadismo españolizado y endógeno
De los 35 detenidos en España desde 2013 en relación con actividades terroristas desarrolladas en el interior de nuestro país pero vinculadas con organizaciones yihadistas basadas en Siria e Irak, 33 son varones y dos mujeres. Aunque en el pasado se detuvo igualmente a alguna mujer, por lo común pariente de un varón asimismo puesto a disposición de la justicia como sospechoso de terrorismo yihadista, entre 1996 y 2012, no fue condenada ninguna. Esas dos mujeres aprehendidas el pasado mes de agosto en Melilla suponen el 5,7% del total de detenidos y no pueden considerarse exponente de una feminización del yihadismo en España.
De los 35 detenidos en España desde 2013 en relación con actividades terroristas desarrolladas en el interior de nuestro país pero vinculadas con organizaciones yihadistas basadas en Siria e Irak, 33 son varones y dos mujeres. Aunque en el pasado se detuvo igualmente a alguna mujer, por lo común pariente de un varón asimismo puesto a disposición de la justicia como sospechoso de terrorismo yihadista, entre 1996 y 2012, no fue condenada ninguna. Esas dos mujeres aprehendidas el pasado mes de agosto en Melilla suponen el 5,7% del total de detenidos y no pueden considerarse exponente de una feminización del yihadismo en España.
Con un rango de edades que se extiende desde los 14 hasta
los 53 años, siempre en el momento de la detención, la moda para el conjunto de
los detenidos desde 2013 se sitúa en los 26 años y la edad media en los 31,3
años, es decir 3 y 2,3 años menos, respectivamente, que para los condenados o
muertos como consecuencia de actividades relacionadas con el terrorismo yihadista
en España desde 1996 hasta 2012, entre quienes la moda se situaba en los 29
años y la media en los 33,6 años.
El 68,6% de los detenidos desde 2013 son, por otra parte, de
nacionalidad española. Un dato sorprendente si lo comparamos con el de los
yihadistas condenados o muertos en nuestro país entre 1996 y 2012, pues durante
ese período solo el 16,6% del total tenía nacionalidad española. Se observa, en
este sentido, una tendencia a la españolización de la actividad yihadista
dentro de nuestras propias fronteras, hasta ahora propia de extranjeros
residentes. Del resto de los 35 detenidos desde junio de 2013, un 14,3% son
marroquíes, el 5,7% franceses y los demás, hasta el 11,4% del total, uno belga,
uno tunecino, uno congoleño y otro argentino. Este último, al igual que uno de
los españoles, son conversos, mientras que los demás proceden de entornos
socioculturales y familiares de religión musulmana.
Pero, además de esta manifiesta españolización del yihadismo
en nuestro país, los datos revelan igualmente que la mencionada movilización
relacionada con Siria e Irak está produciendo en España la eclosión
del terrorismo yihadista endógeno o terrorismo yihadista homegrown.
De hecho, de los 24 detenidos que tienen nacionalidad española, sólo en el
12,5% de los casos se trata de individuos naturalizados, por lo común de
ascendencia marroquí, mientras que el 87,5% son españoles de origen. Esa cifra
es nada menos que 82,4 puntos porcentuales superior al 5,1% de españoles de
origen registrados entre los condenados o muertos en nuestro país debido a su
implicación en actividades de terrorismo yihadista de 1996 a 2012.
Ocurre por consiguiente que, en España, la movilización
yihadista que estamos analizando está, como en el conjunto de Europa, afectando
especialmente a musulmanes de segunda y tercera generación, si bien el número
de éstas en nuestro país es considerablemente menor que en otras naciones del
mismo ámbito cuya experiencia con flujos de inmigración procedentes de países
con sociedades musulmanas antecede en décadas al caso español. Sin embargo, la
totalidad de los detenidos originarios de España son individuos nacidos en
Ceuta y Melilla pero de padres marroquíes reubicados en su día en el lado
español de la frontera. No en vano es en Ceuta y Melilla, donde se localiza con
especial densidad el segmento de musulmanes de segunda generación, aun cuando
la presencia de adolescentes, jóvenes y adultos tempranos que corresponden a
esa categoría va siendo perceptible en otras áreas de la geografía española.
Conclusión: La movilización yihadista relacionada con
Siria e Irak, como sugiere el estudio de las operaciones policiales llevadas a
cabo en España desde 2013, aunque sin alcanzar los niveles registrados en otros
países europeos, afecta principalmente a musulmanes de segunda generación
nacidos y residentes en Ceuta y Melilla. Implementar cualquier plan dedicado a
prevenir procesos de radicalización y reclutamiento, algo apremiante, debe
focalizarse en los segmentos de la estructura social más vulnerables y dónde
tienden geográficamente a concentrarse. Como vemos, estamos asistiendo no ya a
la españolización del yihadismo dentro de nuestras propias fronteras sino a la
eclosión del mismo como fenómeno endógeno o homegrown.
Asimismo, hemos constatado que las redes de adoctrinamiento
y reclutamiento relacionadas con organizaciones yihadistas activas en Siria e
Irak tienen un marcado carácter hispanomarroquí. Lo que obliga a mantener, muy
en particular, la estrecha colaboración antiterrorista que se actualmente se desarrolla
con Marruecos. Sin olvidar que, dentro de España, esas redes son a menudo
activadas a partir de los restos de otras que en el pasado fueron objeto de
actuaciones policiales pero no desbaratadas en su totalidad. Ello fue a menudo
debido a un inadecuado tratamiento legal de conductas propias del terrorismo
yihadista, que en parte se enmendó con la reforma del Código Penal a finales de
2010. La actual movilización yihadista supone nuevos retos a las normativas
nacionales antiterroristas que, para ser resueltos de manera efectiva, es
preciso acordar en foros de gobernanza global.
Fernando Reinares
Investigador principal de Terrorismo Internacional del Real Instituto Elcano y catedrático de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos | @F_Reinares
Investigador principal de Terrorismo Internacional del Real Instituto Elcano y catedrático de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos | @F_Reinares
Carola García-Calvo
Investigadora del Real Instituto Elcano y profesora de Políticas de Seguridad en la UNIR | @carolagc13
Investigadora del Real Instituto Elcano y profesora de Políticas de Seguridad en la UNIR | @carolagc13