Hollande pide a Valls que forme Gobierno

El primer ministro presenta su dimisión de cara a formar el nuevo Ejecutivo

 

 

 

François Hollande y Manuel Valls, el pasado 15 de agosto. / AFP
 
El primer ministro de Francia, Manuel Valls, ha presentado este lunes la dimisión de su Gobierno a François Hollande, de cara a la formación de un nuevo Ejecutivo el martes, según el Elíseo, después de que el presidente le solicitara la remodelación gubernamental.
Valls se ha reunido esta mañana con Hollande para anunciarle la decisión y, según un comunicado de la presidencia, “el jefe de Estado le ha pedido que constituya un equipo en coherencia con las orientaciones que él mismo ha definido para el país. Su composición se anunciará el martes”.

 

Hollande hace así oídos sordos a la baja popularidad de su primer ministro que, menos de seis meses después de ser nombrado, tan sólo le apoya un 36% de los franceses, según la encuesta del instituto Ifop para el diario Le Journal du Dimanche. Ahora, Valls se enfrenta a renovar un Gobierno que le resulta crítico especialmente en lo que se refiere a la política económica del Ejecutivo.
La renovación tendrá como objetivo revertir todas esas críticas. Este sábado, Arnaud Montebourg, titular de Economía, se colocó en la rampa de salida del Gobierno al criticar con firmeza la política de Valls en una entrevista al diario Le Monde. Montebourg pidió una inflexión plantarle cara a las recetas de contención de gasto de Alemania: “Hay que dar prioridad a la salida de la crisis y trasladar a segundo plano la reducción dogmática del déficit, que nos conduce a la austeridad y el paro”.
Esta mañana en la cadena Europe 1, Montebourg ratificaba su posición y aseguraba que no sabía cuánto tiempo seguiría siendo ministro pero que no se tomaba en serio una crisis de Gobierno. Sus declaraciones implicaban un reto a Manuel Valls: “Me parece que uno no se separa de los ministros que hacen propuestas dentro de un debate legítimo”. En su opinión, “no ha habido ningún cuestionamiento de la solidaridad gubernamental”.
Hamon, el ministro de Educación, apoyó el domingo las críticas de Montebourg en el diario Le Parisien y en una fiesta del partido socialista en Frangy-en-Bresse, la llamada Fiesta de la rosa.
Con la reforma de Gobierno, Hollande espera acallar a los sectores más beligerantes y proseguir con las reformas. “Francia no puede esperar”, argumentaba el presidente francés en julio pasado. El presidente ya quiso entonces acallar a las voces discordantes y apoyó sin fisuras a su primer ministro: "Lo designé por su eficacia, por su capacidad de organización y por su rapidez. ¿Alguien piensa que nombré a un primer ministro para que hiciera una política que yo no quería?”, indicó. “Nada nos separa en nuestros objetivos”, enfatizó.
El 29 de abril Manuel Valls presentó los mayores recortes del gasto público de la moderna historia francesa ante una Asamblea Nacional dividida y un Partido Socialista (PS) fracturado. Valls sacó adelante un ajuste de 50.000 millones en tres años en una votación con 265 síes frente a 232 noes y 41 abstenciones en las filas de su propio partido, el PS.
No podemos vivir más tiempo por encima de nuestras posibilidades”, proclamó Valls, pidiendo con vehemencia (y poco éxito) el apoyo simbólico de los socialistas. Valls presentó entonces el Programa de Estabilidad trienal exigido a París por la Comisión Europea para reducir el déficit de Francia como una “decisión soberana”, imprescindible para crear empleo, mejorar la competitividad de las empresas, volver a crecer, rebajar el déficit —“que nos asfixia”, enfatizó—, y garantizar “la justicia social y el poder adquisitivo de los más débiles”. Sin embargo las críticas han ido creciendo y la autoridad del primer ministro se ha erosionado ante algunos pesos pesados de su Gobierno.

La crisis económica francesa

El PIB creció un 0,3% en 2013. La deuda pública alcanzó el 93,6% del PIB en marzo. Francia paga casi 50.000 millones anuales de intereses. El desempleo supera el 10%.
• El Pacto de Responsabilidad, cuyas líneas generales fueron aprobadas por el Parlamento en abril, prevé rebajas de impuestos a las empresas que suponen aminorar los ingresos en 41.000 millones. Las rebajas fiscales para los hogares suponen 5.000 millones.
• Para compensar, Hollande pretende recortar en 50.000 millones el gasto público entre 2015 y 2017. De ellos, 18.000 corresponden a gastos del Estado; 11.000 a las administraciones regionales y locales; 10.000 en Sanidad; y 11.000 en otras prestaciones.
• El grueso de los recortes tendrá que ser definido en los próximos presupuestos. Ya está aprobada la congelación de las pensiones superiores a los 1.200 euros mensuales.
Desde entonces los conflictos han perseguido al Ejecutivo. Por ejemplo, una doble huelga en junio de ferroviarios y de trabajadores del mundo del espectáculo. Los primeros mantuvieron la mitad de los trenes de Francia detenidos durante una semana en oposición a la futura reforma ferroviaria. Los segundos (trabajadores fijos discontinuos del teatro, la música, la danza, la televisión y el cine) obligaron a cancelar decenas de espectáculos en protesta por la reforma de su régimen de protección por desempleo.
Manuel Valls sucedió a Jean-Marc Ayrault el 1 de abril después de la debacle socialista en las elecciones municipales de marzo. Llegó al Gobierno con una amplia agenda de reformas y trayendo de la mano a varios ministros del ala izquierda del PS y recuperando a rostros conocidas como el de Ségolène Royal. Entre sus gestos destacó el de entregar la economía a Arnaud Montebourg, enemigo tradicional de los medios liberales anglosajones y alemanes. Furibundo germanófobo y eurohostil, Montebourg ya era parte del Gobierno de Jean-Marc Ayrault. Valls lo hizo ministro de Economía, Industrias y Nuevas Tecnologías.

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