Los líderes europeos se reúnen en medio de la crisis del espionaje

 

La cumbre europea que arranca hoy está marcada por las negociaciones para formar una gran coalición en Alemania

 

Mesa negociadora entre la CDU y el SPD, el miércoles en Berlín. / FABRIZIO BENSCH (REUTERS)
 
Los líderes europeos se sumergen hoy en una de esas cumbres bruselenses que pretenden despejar el futuro de Europa en dos días. Pero las claves de ese futuro se discuten en otra capital comunitaria: Berlín. Bruselas contempla expectante las negociaciones para forjar la gran coalición de Gobierno entre la CDU de Angela Merkel y los socialdemócratas del SPD, con el convencimiento de que condicionará enormemente el horizonte europeo. A estas alturas, casi nadie sabe si para mejor o para peor, aunque Berlín trata de frenar las expectativas sobre un súbito cambio de políticas. La cumbre se produce en medio de un recrudecimiento del escándalo del espionaje masivo de Estados Unidos, que puede haber afectado a la propia Merkel.
En todas las conversaciones políticas sin micrófonos delante que se producen en Bruselas, llega un momento en que alguien pronuncia una frase que impide avanzar más: "Hay que esperar a que se resuelvan las elecciones en Alemania". Desde mucho antes de que se celebraran, la Unión Europea vive resignada a que no haya decisiones firmes hasta que Merkel defina la estrategia de Gobierno con sus socios.
El análisis más extendido alude a una previsible relajación en la ortodoxia dictada hasta ahora por Berlín al entrar el SPD en el Gobierno. Esa coyuntura favorecería a España y a otros países del sur, asfixiados por la dura medicina que ha impuesto hasta ahora Bruselas, contagiada de los postulados alemanes. Pero la hipótesis es incierta. "Existe la ilusión en Bruselas de que, si hay otros partidos en el Ejecutivo, algunos elementos de la política pueden cambiar. No es el caso. Puede que haya cambios menores, pero nadie en Alemania está a favor de dar más dinero del contribuyente para salvar bancos", expone crudamente una fuente diplomática europea.
Ese análisis revela que de momento se mantiene el repliegue hacia posiciones nacionales, en detrimento de las comunitarias. Porque la objeción alemana a ampliar a todo el ámbito europeo los mecanismos de rescate y liquidación de bancos deriva de un recelo a reforzar la llamada solidaridad europea. Alemania rescató sus bancos cuando fue necesario; lo que le genera más dudas es tener que atender con sus fondos eventuales rescates de entidades de otros países.
La capacidad –y sobre todo la voluntad de los socialdemócratas de acelerar proyectos claves para la Unión Europea como la unión bancaria, aquejada de numerosos retrasos, constituyen una incógnita. "Algunos incluso sostienen que con el SPD será peor porque este partido no quiere saber nada de aumentar la solidaridad europea", añade otra fuente diplomática.
En esas circunstancias, los Veintiocho se encontrarán esta tarde en Bruselas con un programa menos ambicioso que otras veces, aunque casi igual de heterogéneo que siempre. A los asuntos ya previstos se unirá uno sobrevenido: el espionaje masivo de EE UU a ciudadanos europeos, cuya última víctima conocida es nada menos que la propia Merkel. El asunto se iba a abordar de manera residual, con una referencia por parte de Francia –y a la que España no tenía previsto añadir nada, según fuentes diplomáticas pero la dimensión que ha alcanzado el escándalo lo situará, probablemente, entre los asuntos de interés. Los gobernantes revisarán el proyecto de crear una nueva norma europea de protección de datos, básicamente para constatar los retrasos que acumula.
Más allá de la vigilancia estadounidense, estos son los principales elementos que discutirá la cumbre:
Inmigración. La presidencia de la Unión Europea incluyó este punto tras comprobar la dimensión de la tragedia de Lampedusa, pero sin grandes novedades que aportar al debate. El interés se ha amplificado en los últimos días y los Estados del sur se han unido en torno a una propuesta que tiene más de gesto que de contenido. Los firmantes (España, Italia, Grecia, Malta, Chipre, Croacia, Estonia y Bulgaria) piden utilizar mejor los instrumentos ya existentes, así como promover la implantación de los nuevos –Eurosur, un sistema de intercambio de información sobre protección de las fronteras marítimas en tiempo real, que entrará en vigor en diciembre y cooperar con los países africanos para evitar la salida de inmigrantes.
Los países admitirán que se puede hacer más contra naufragios como el de Lampedusa y pedirán una "respuesta europea decidida" que aborde la inmigración de manera integral, con medidas de protección, prevención, solidaridad y responsabilidades compartidas. El problema viene al hablar de los medios necesarios: los firmantes creen que basta con los existentes, una postura que deja en el aire la propuesta que hizo la comisaria de Interior, Cecilia Malmström, para lanzar una misión especial de vigilancia y protección en el Mediterráneo, desde España a Chipre.
Telecomunicaciones. El mundo digital es, según la agenda, el principal asunto que abordarán los líderes de la Unión Europea, aunque lo más probable es que ceda terreno a otros. Los jefes de Estado y de Gobierno discutirán la propuesta que lanzó hace un mes la vicepresidenta de la Comisión Europea y responsable de Agenda Digital, Neelie Kroes, para crear a la larga un mercado único de telecomunicaciones y, a corto plazo, lograr medidas más tangibles como el fin del sobrecoste del móvil en el extranjero (roaming) o el de las tarifas internacionales del fijo.
Los Estados, previsiblemente, expresarán sus dudas sobre esta iniciativa, que consideran precipitada, y pedirán más tiempo para analizarla. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, ya ha urgido a los Estados a que pacten un texto común con el Parlamento antes de que acabe la legislatura, en mayo próximo, pero nadie en el Consejo Europeo ve alcanzable este objetivo.
Sistema bancario. Desde que estalló la crisis, prácticamente no hay cumbre europea que deje de lado la salud de los bancos y los medios previstos para mejorarla. Los líderes repasarán el calendario de unión bancaria y constatarán que se están produciendo retrasos. Aquí será clave la posición alemana, previsiblemente prudente mientras se forjan las alianzas gubernamentales.
La cumbre considerará "urgente" el proyecto de unión bancaria y recordará que requiere no solo un mecanismo único de supervisión de entidades financieras para toda la UE, recién acordado, sino también la otra pata de este esquema: el llamado mecanismo de resolución, que actuará para recapitalizar bancos –y en casos extremos liquidarlos- y que debe establecer unos fondos comunes para esas eventuales operaciones. Los líderes instarán a adoptar este marco para final de año, con la idea de que todo el paquete bancario quede aprobado antes de que se disuelva el Parlamento, para las elecciones de mayo.
En la cena de mañana, los mandatarios europeos escucharán la presentación de las líneas maestras para el examen a la banca que realizará el Banco Central Europeo en noviembre y que ofrecerá una buena evaluación del sector que ha puesto al continente al borde del precipicio.
Otros asuntos. Por si alguien tiene la tentación de dar por acabada la recesión, los Estados miembros recordarán el drama del desempleo y evaluarán la puesta en marcha de la llamada garantía juvenil, un sistema que se comprometieron a adoptar antes de final de año para que cada país pueda ofrecer a sus jóvenes en paro un trabajo o unas prácticas en los cuatro primeros meses de estar en esa situación. También se hablará de la dimensión social de la Unión Económica y Monetaria, así como de un proyecto de asociación con los países del Este de Europa que el Consejo quiere establecer en una cumbre a finales de noviembre.

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