Diccionario del espionaje digital

 

Estos son los principales términos que explican cómo EE UU espió al mundo

 

El espionaje a Merkel en la prensa alemana. / Sean Gallup (Getty Images)
 
Los documentos filtrados por el exanalista de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA) Edward Snowden ha sacado a la luz numerosos términos, unos nuevos para el público y otros con un nuevo significado.
  • Bullrun y Edgehill. Programas dedicados a vulnerar claves y sistemas de cifrado. Los documentos de Snowden señalan que la NSA y sus socios, además de utilizar la llamada “fuerza bruta” —ordenadores que analizan cada clave hasta encontrar la correcta— también han robado contraseñas y negociado con empresas informáticas para facilitar el acceso de la NSA a la tecnología de cifrado, lo que ha permitido a los servicios de inteligencia acceder por “puertas traseras” a datos que hasta ahora los usuarios consideraban seguros. Según la documentación, los socios gastan un mínimo de 182 millones de euros anuales en estos programas.
  • Cinco Ojos. El acuerdo de intercambio de información entre Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Canadá y Nueva Zelanda. Los servicios de inteligencia comparten toda la información posible y se compromete a no espiar a los otros cuatro países. EE UU colabora además —con reservas— con otros 30 Estados “terceros”, entre los que están Alemania, Singapur e Israel.
  • Datos y metadatos. La información captada por la NSA y sus socios puede dividirse en dos categorías. Además de los mensajes de correo electrónico y de texto, la inteligencia de EE UU también capta metadatos. Estos son la información que acompaña a una comunicación: su origen, su destino, su tamaño (longitud del texto o duración de la llamada) y la hora. Esta información permite elaborar mapas de los lugares a donde suele ir un objetivo y pueden llegar a ser más importantes que los datos.
  • Objetivos. Entre los países objetivo del espionaje estadounidense figuran España, Italia, Alemania, México, India, Francia o Brasil, así como la ONU y la Unión Europea. Según un reportaje de Der Spiegel, la NSA y sus aliados ordenan a sus objetivos del 1 al 5, por orden de “importancia”. La prioridad máxima, 1, se concede a los países que más preocupan a EE UU, entre ellos China, Rusia, Pakistán, Afganistán e Irán, entre otros. La política comercial y exterior de la UE tiene prioridad 3, mientras que España o Italia son de importancia menor.
  • Prisma. Sistema que permite a la NSA y a sus socios acceder a las bases de datos de las empresas de Internet (Google, Microsoft, Facebook, Apple) y obtener datos personales de los clientes. Según las revelaciones de Snowden, estas empresas han cooperado con EE UU a cambio de que Washington pagara los gastos.
  • Tempora. El programa por el que el espionaje británico ha interceptado cables de fibra óptica por los que circulan gran parte de las comunicaciones telefónicas y de datos de todo el mundo. Reino Unido es lugar de origen de dos de las líneas de fibra óptica más importantes del mundo: los principales cables transatlánticos, que unen Europa y Norteamérica, y la red de fibra óptica que comunica Europa con Oriente Próximo, India, el Sudeste Asiático y Australia. Con la colaboración de sus socios, así como de compañías telefónicas británicas, Reino Unido ha interceptado esos cables y desviado el tráfico a sus servidores y a los de sus socios.
  • UTT. Siglas en inglés de Herramienta Unificada de Objetivos, la aplicación informática utilizada por la NSA para consultar la información recopilada por la agencia. El analista no necesita saber el nombre del objetivo, basta indicar un “área geopolítica” y su “relevancia”, por ejemplo, si es un diplomático. También permite buscar por correo electrónico, usuario de Facebook, etcétera.
  • XKeyscore. Sistema basado en 700 superordenadores situados en todo el mundo que, utilizando metadatos, ha extraído y clasificado la información de los correos electrónicos y conversaciones digitales de usuarios, así como los historiales de navegadores. Los datos “interesantes” podían permanecer en los servidores hasta cinco años, mientras que el “ruido” se descartaba en menos 24 horas.

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