Una ola de pillajes y saqueos toma la capital de República Centroafricana

La Unión Africana, la UE y Francia condenan el golpe de Estado y la violencia

 

Combatientes rebeldes de Seleka, en enero cerca de Damara. / SIA KAMBOU (AFP)
 
La toma de Bangui, la capital de la República Centroafricana, por parte de las tropas de la coalición rebelde Seleka este fin de semana ha generado una ola de pillajes, saqueos e inestabilidad que ya dura dos días. Desde el domingo por la mañana, grupos de jóvenes, algunos de ellos armados, se dedican a recorrer las calles de la capital y robar todo lo que pueden. Los propios rebeldes han hecho un llamamiento a los soldados de la Fuerza Militar de los Estados de África Central (Fomac) para que les ayuden a garantizar la seguridad en la ciudad, pero ni unos ni otros parecen capaces por ahora de frenar los saqueos.
Mientras el caos sigue reinando en Bangui, la Unión Africana ha reaccionado con rapidez y este lunes ha decidido suspender a la República Centroafricana de todas las actividades de la organización, así como restringir los viajes y congelar los fondos de siete responsables de la coalición rebelde Seleka, entre ellos del autoproclamado presidente del país, Michel Djotodia. Horas después, Francia condenaba “el recurso a la fuerza” por parte de los rebeldes para alcanzar el poder e instaba a que se pusiera fin a los actos de pillaje. De igual modo, la Unión Europea calificaba de “inaceptable” el golpe de estado y hacía un llamamiento al diálogo.

Un país pobre e inestable

  • Población: 4,5 millones de habitantes.
  • Esperanza de vida: 49,1 años.
  • Exporta diamantes y madera. Tiene reservas de oro y uranio.
  • Índice de desarrollo humano: ocupa el puesto 180º de 187 y es uno de los países más pobres del mundo, sumido en la inestabilidad política, con frecuentes rebeliones y golpes de Estado desde que se independizó de Francia en 1960.
Sin embargo, los países vecinos muestran bastante más tibieza a la hora de condenar el golpe, lo que deja entrever las intensas diferencias que muchos de ellos mantenían con el depuesto Bozizé. Un claro ejemplo ha sido Chad, cuyo presidente, Idriss Déby, se ha limitado a hacer un llamamiento a la Seleka para el respeto de los acuerdos de paz firmados en Libreville el pasado mes de enero.
Mientras tanto, Michel Djotodia, el líder rebelde que asegura ser el nuevo presidente del país, sigue a lo suyo. Este lunes ha anunciado que va a suspender la Constitución y legislar por decreto hasta la celebración de elecciones "libres, creíbles y transparentes" en 2016. También pretende mantener en su puesto de primer ministro a Nicolas Tiangaye, también opositor al ex presidente Bozizé que llegó al cargo tras la firma de los acuerdos de Libreville, al frente de un Gobierno de unidad nacional que integre todas las sensibilidades, incluso algunas próximas al depuesto Bozizé, durante el periodo de transición.
Sin embargo, empiezan a surgir voces en el seno de la propia Seleka que se muestran críticas con la autoproclamación de Djotodia. Los nuevos dueños de la República Centroafricana, la coalición Seleka (que significa alianza en sango, la lengua nacional) son una heterogénea mezcla de partidos y milicias cuya principal amalgama era su rechazo a Bozizé. Su principal componente es la Unión de Fuerzas Democráticas por la Unión (UFDR), que fue uno de los primeros grupos rebeldes activos en el norte del país. Luego están la Convención de Patriotas por la Justicia y la Paz (CPJP), la Convención Patriótica por la Salud Kodro (CPSK) y la Unión de Fuerzas Republicanas (UFR), entre otros. Grupos armados extranjeros, sobre todo procedentes de Chad, podrían haber apoyado también a Seleka.

 

Uno de los países más afectados por lo ocurrido en las últimas 72 horas en la República Centroafricana es, sin duda, Sudáfrica. Nada menos que trece soldados de esta nacionalidad fallecieron intentando defender a Bangui de los rebeldes, otro más ha desaparecido y 27 resultaron heridos durante nueve horas de intenso combate el pasado sábado. A mediados de enero, el Gobierno presidido por Jacob Zuma envió 200 soldados a este país en virtud de un acuerdo conjunto en materia de Defensa y ahora el presidente se ha convertido en objeto de intensas críticas por no haber sabido mantener a sus soldados al margen.
Por otra parte, a medida que pasan las horas se va conociendo con más detalle el paradero del hasta ahora presidente del país, François Bozizé, que el sábado abandonó precipitadamente la capital ante el decidido avance de las tropas de Seleka. El depuesto presidente se encuentra en la vecina Camerún, a donde habría llegado a bordo de un helicóptero en el que también viajaban sus dos hijos y su ayuda de campo.
A finales del año pasado, Seleka lanzó una ofensiva que logró llegar hasta 75 kilómetros de la capital y puso contra las cuerdas al presidente François Bozizé. La firma de un acuerdo de paz en Libreville, la capital de Gabón, el pasado 11 de enero, no fue suficiente para calmar los ánimos. El pasado jueves, los rebeldes retomaron su avance tras denunciar el incumplimiento de dicho acuerdo de paz por parte de Bozizé. Y el sábado, las tropas de Seleka llegaron a Bangui forzando la huida del hasta entonces presidente.
François Bozizé, general del Ejército centroafricano, llegó al poder en 2003 tras liderar un golpe de Estado contra el anterior presidente Ange-Félix Patassé, y había ganado las dos elecciones presidenciales a las que se había presentado posteriormente, en 2005 y 2011, entre denuncias de fraude por parte de la oposición.

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