El Tea Party vuelve a sus orígenes

El movimiento nació en 2009 como rechazo a la reforma sanitaria Hoy se manifiesta ante las escalinatas del Supremo para pedir su anulación David Alandete Washington 27 MAR 2012 - 20:27 CET Archivado en:Barack ObamaPartido Republicano EEUUTea partyElecciones EEUU 2012Reforma sanitaria EE UUEstados UnidosElecciones presidencialesReforma sanitariaPolítica sanitariaEleccionesSanidadPolíticaSalud Dos manifestantes se enfrentan a las puertas del Supremo, este martes. / BRENDAN SMIALOWSKI (AFP)
Igual que como cuando nació el Tea Party, en 2009. Este martes, la representante por Minesotta Michelle Bachmann cruzó la explanada frente al Capitolio, llegó a las escalinatas del Tribunal Supremo, se colocó frente a unas cuantas banderas norteamericanas y, megáfono en mano, arengó a los congregados en contra de la reforma sanitaria de Barack Obama. “Debemos dejarle claro a la ciudadanía norteamericana que no hemos mostrado la bandera blanca de la rendición”, dijo la excandidata republicana a la nominación presidencial y fundadora del grupo parlamentario del Tea Party. “La reforma es la mayor expansión de control del Gobierno federal en la historia de nuestro país”. Era el día de la segunda de tres audiencias en las que la Corte Suprema de EE UU decidirá el futuro de la reforma más ambiciosa del presidente, y a las puertas, grupos a favor y en contra de ella confluían blandiendo pancartas y argumentos opuestos. Decenas de médicos, vestidos con bata, que apoyaban la reforma, se oponían a reclutas del Tea Party. Michele Bachmann durante su discurso. / MARK WILSON (AFP)
Ese movimiento ultraconservador se fraguó en las protestas ciudadanas de los días previos a la aprobación de la reforma sanitaria. Nació con reuniones y manifestaciones casi espontáneas, que se multiplicaron en todos los Estados durante el verano de 2009. El enfado con Obama por la inminente reforma era una constante en todas ellas. Poco a poco cobró mayores dimensiones, hasta pasar a ser un gran ejército ideológico de oposición al presidente y a los sectores más moderados del Partido Republicano. El movimiento asumió como propia una bandera independentista norteamericana del siglo XVIII, que muestra sobre fondo amarillo a una serpiente cascabel en posición de defensa. Es ahora una presencia común a las escalinatas del Supremo, enarbolada a gritos y con tensión. Los que la portan se enfrentan a decenas de personas que recurren también a cualquier método para hacerse notar, incluidos los religiosos. Durante la concentración de este martes una mujer, Yasemin Ayarci, de 26 años y partidaria de la reforma, ocupó de forma inesperada uno de los podios del Tea Party. Llevaba una imagen en la que se representaba a Jesucristo, y en la que se leía un mensaje claramente sarcástico: “¿Qué bastardo enfermo quería cobertura sanitaria gratuita?”. La retiraron enseguida. Es el Tea Party el que se ha apoderado de la imaginería religiosa. Y eso no está dispuesto a compartirlo con aquellos que apoyan a Obama.

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