Los candidatos republicanos a la Casa Blanca critican la gestión de la crisis

Una congresista del Tea Party y Mitt Romney ganan el primer debate


YOLANDA MONGE - Washington - 15/06/2011


Si hubo dos candidatos que destacaron y pueden considerarse ganadores del primer debate televisado entre los políticos que buscan la nominación del Partido Republicano a las presidenciales de 2012 fueron el millonario exgobernador de Massachusetts Mitt Romney y la congresista afín al Tea Party Michele Bachmann. Se va despejando así, poco a poco, el campo de los opositores a Barack Obama, a falta de la decisión de la gran ausente de la noche, la exgobernadora de Alaska y excandidata a la vicepresidencia en 2008 Sarah Palin, quizá la política más conocida a nivel nacional, pero que sigue haciéndose desear y todavía no ha anunciado formalmente su intención de competir por la Casa Blanca.

¿Los perdedores? Según todas las encuestas y los analistas fueron Tim Pawlenty, exgobernador de Minnesota, y el expresidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, una vieja gloria cuya campaña ha pinchado recién empezada al desertar en masa todo su equipo electoral.

Quedan siete meses hasta que los republicanos den el pistoletazo de salida de sus primarias, que se iniciarán el 6 de febrero de 2012 en Iowa, pero ya se han marcado claramente como objetivo el destacar a Obama como un proyecto fracasado. Como Bachmann anunció, provocando los aplausos de la sala donde se celebró el debate: "Obama será un presidente de un solo mandato".

Además de Romney, Bachmann, Pawlenty y Gingrich, estaban en el estrado de la Universidad de St. Anselm (Manchester) el expresidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich; el congresista de Tejas Ron Paul; el exsenador por Pensilvania Rick Santorum, y el empresario y único candidato negro, Herman Cain. La puesta en escena y el desarrollo del debate probaron que el Partido Republicano tiene algo que decir y varios de los contendientes podían ser imaginados discutiendo sobre los problemas del país frente a Obama en las próximas elecciones.

"Cualquiera de las personas que están en el estrado sería mejor presidente que Obama", dijo en referencia a sus compañeros de partido Romney, que en la noche del lunes parecía más programado que nunca para ser Mr. Nice (señor simpático). Ese fue el mensaje de la noche, que sin ser una estrategia común fue en lo que todos estuvieron de acuerdo: Obama y la economía es y será el blanco de la campaña electoral. Los republicanos creen que Obama será todavía más vulnerable hacia el final de su mandato debido a las anémicas cifras sobre la recuperación económica y el paro, situado en más del 9%.

Uno a uno, los siete candidatos atacaron al presidente, que saben que está en sus horas más bajas. La reforma del sistema sanitario que fue aprobada el año pasado fue el otro gran caballo de batalla contra la Administración demócrata. En este sentido, el gran triunfador de la noche salió bien parado. Romney fue tratado con guante blanco y no fue asaltado por ninguno de sus contrincantes, ya que cuando fue Gobernador de Massachusetts, el hoy empresario impulsó una reforma de la salud muy similar a la sacada adelante por Obama y que en los días previos al debate de la noche del lunes fue atacada sin piedad y calificada por Palewnty como el obamneycare, término que el exgobernador sin embargo no utilizó durante el debate.

Todos los candidatos estuvieron de acuerdo en ofrecer un nuevo aislacionismo para Estados Unidos y llamaron a la salida de Afganistán y Libia.

Pero eso fue todo en cuanto a política exterior. De las dos horas que duró el debate solo 15 minutos se dedicaron al resto del mundo, un mundo impregnado también por asuntos internos, ya que se habló del repliegue de las tropas.



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