Los fiscales acusan a Bo Xilai de recibir 2,6 millones de euros en sobornos

 

El político chino caído en desgracia y ex alto cargo del PCCh se sienta en el banquillo hoy

El exdirigente se desdice y niega haber recibido pagos de un hombre de negocios

 

Bo Xilai, hoy, la primera vez que se le ve en 17 meses. / JINAN IPC (AFP)
 
Bo Xilai, de 64 años, exsecretario del Partido Comunista Chino (PCCh) en la municipalidad de Chongqing y exmiembro del Politburó, se ha sentado este jueves en el banquillo en un tribunal de Jinan (capital de la provincia costera de Shandong) para hacer frente a los cargos de corrupción, abuso de poder y aceptar sobornos. No había sido visto en público desde hacía 17 meses. Se trata del juicio de mayor calado político que vive el país desde la caída de la esposa de Mao Zedong, Jiang Qing, y su ‘Banda de los cuatro’ al final de la Revolución Cultural (1966-1976).
El exdirigente ha negado haber recibido más de un millón de yuanes (unos 122.000 euros) de un hombre de negocios, Tang Xiaolin, y ha afirmado que reconoció previamente los hechos alegados ante el Comité Disciplinario del Partido Comunista "contra su voluntad", según ha precisado el tribunal penal de Jinan en un blog en Internet.

 

La vista se celebra a puerta semicerrada, con la asistencia de 110 personas, entre ellas cinco parientes de Bo y 19 periodistas, según el tribunal, que está informando regularmente del desarrollo, incluidas fotos, a través de su cuenta en Weibo, servicio de mensajes cortos similar a Twitter. La prensa extranjera no ha sido admitida.
Según la acusación formal del tribunal, Bo se aprovechó de su cargo en Chongqing para llevar a cabo “una serie de actos de abusos de poder”. También “recibió 21,8 millones de yuanes (2,67 millones de euros)” en sobornos mientras era alcalde de la ciudad nororiental de Dalian (provincia de Liaoning), gobernador de Liaoning y ministro de Comercio, y malversó otros cinco millones de yuanes (0,61 millones de euros) de fondos públicos, según los fiscales. Los sobornos fueron recibidos a través de su esposa, Gu Kailai, y su hijo, Bo Guagua, afirman. Todo ello dañó seriamente los intereses del Estado y del pueblo, según el documento de acusación.
Los fiscales han pedido que sea castigado de acuerdo con la ley, que prescribe un mínimo de 10 años de cárcel por aceptar sobornos de más de 100.000 yuanes (12.200 euros). Según la televisión pública CCTV, el juicio durará dos días y el veredicto será anunciado probablemente a principios de septiembre.
Se da por sentado que Bo será declarado culpable, lo que dará el golpe final a la carrera de un líder polémico y populista, que hasta su defenestración hace año y medio se postulaba como claro aspirante a ocupar uno de los disputados asientos del Comité Permanente del Politburó -el máximo órgano de poder de China– en el XVIII Congreso del PCCh celebrado en noviembre pasado. En él, el número de miembros del comité fue reducido de nueve a siete.
El juicio supone una oportunidad de oro para el presidente chino, Xi Jinping, con objeto de consolidar su poder, despejar un obstáculo a su plan de reformas económicas y mostrar su compromiso con la lucha contra la corrupción, una lacra que afecta a todos los estratos de la sociedad china, y que, según ha reconocido el propio Xi, amenaza la supervivencia del sistema político actual. El proceso se está celebrando en medio de fuertes medidas de seguridad. Algunos simpatizantes del exdirigente se han manifestado por segundo día delante del tribunal.

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