Irlanda: El peligro de la estampida

Irlanda es el único país que podría dejar la UE siguiendo a Gran Bretaña W. O. Londres 26 DIC 2011 - 07:49 CET ¿Podría provocar la marcha británica una estampida? “Creo que no porque el europeísmo de los demás no tiene la peculiaridad británica de estar en el Consejo de Seguridad y tener armas nucleares. Reino Unido todavía puede jugar a que es alguien en el mundo”, reflexiona José Ignacio Torreblanca, director de la oficina en Madrid del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. Torreblanca cree que un aspecto muy llamativo de la crisis de estos días es que “ni los escandinavos ni los del Este le han bailado el agua a los británicos, sino todo lo contrario”. “Los británicos, que siempre han jugado un poco al sobrentendido de que ellos no están solos, que en el fondo son los líderes de la parte sana, la parte no enferma del continente, ven que eso esta vez se les ha caído. El hecho de que nadie haya movido un dedo por ellos les ha dejado bastante preocupados. Y especialmente a Polonia se le ha roto un poco el espejo británico: se han dado cuenta de que esto de Reino Unido es totalmente táctico”, sostiene. Pero si la crisis parece haber distanciado a Londres de esos países, ha tenido el efecto contrario en Irlanda. Antaño ejemplo de país europeísta como ninguno, ahora duda. A pesar de su historial de conflictos con Gran Bretaña, los vínculos son enormes y la crisis financiera y la del euro no han hecho más que ponerlo de relieve. ¿Podría Irlanda abandonar la UE si lo hace Gran Bretaña? “Si me hubieran hecho esa pregunta hace tan solo dos años habría dicho que no, que de ninguna manera. Pero ahora no estoy tan seguro… No lo sé”, admite Paul Bew, historiador norirlandés y miembro independiente de la Cámara de los Lores. Irlanda no pudo entrar antes en la UE porque su vínculo económico con Reino Unido era tan grande que tuvo que esperar hasta que el vecino se decidió a ingresar, en 1973. Luego, el milagro del Tigre Celta les dio tal confianza que se atrevieron a adoptar el euro aunque la libra se quedó fuera. Todo eso se ha ido al garete. Irlanda miraba a la Francia de la Revolución y de Napoleón a finales del siglo XVIII y a la Alemania de las dos guerras mundiales en el siglo XX, explica Bew. “La visión de los alemanes como aliados está ahora completamente muerta en Dublín, completamente muerta. Eso significa que todo es impredecible”.

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