Marruecos cierra su 'primavera árabe' con las elecciones legislativas de hoy

Más de 13 millones de marroquíes elegirán el Gobierno con más poder de cuantos ha tenido el país desde 1956 Los islamistas se ven ganadores "si las elecciones son libres y transparentes" Rabat intenta movilizar al electorado y frenar a los islamistas Ignacio Cembrero Rabat 25 NOV 2011 - 05:47 CET5
Marruecos cierra hoy su peculiar adaptación de la primavera árabe con la celebración de sus primeras elecciones legislativas tras la aprobación, en julio, de una nueva Constitución que transfiere parte de los poderes del rey Mohamed VI a un presidente del Gobierno. Los colegios electorales han abierto sus puertas a las ocho de esta mañana y cerrarán a las 19.00 hora local, una más en la España peninsular. De las urnas saldrá, por tanto, el Ejecutivo con más competencias de la historia del país desde la independencia, en 1956. Aun así, sus poderes serán sustancialmente menores que los de cualquier monarquía parlamentaria europea. Los 38.200 colegios electorales abren a las ocho de la mañana (las nueve, hora peninsular española) y cerrarán a las siete de la tarde. Este retoque de las instituciones no ha despertado gran interés ciudadano durante la campaña electoral, que acabó ayer y durante la cual los islamistas legales del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) han sido los más activos celebrando mítines en todas las grandes ciudades.
Algo más de 13,5 millones de marroquíes inscritos en el censo electoral han sido convocados a las urnas en un país de 32 millones de habitantes; a ellos hay que añadir cerca de cuatro millones de emigrantes. Unos ocho millones de marroquíes mayores de 18 años residentes en Marruecos no se han inscrito, por negligencia o por rechazo, en el censo. Los residentes en el extranjero pueden, por primera vez, votar, pero deben hacerlo a través de un complicado sistema de procuración que muy pocos han utilizado. Ningún partido tiene suficientes interventores para cubrir los 38.200 colegios electorales Los marroquíes deberán elegir 305 diputados en 92 circunscripciones territoriales, a los que se añaden otros 90 escaños —60 para mujeres y 30 para menores de 40 años— en una circunscripción nacional que abarca a todo el país. Es una manera de garantizar una mínima representación femenina en el Parlamento y de tratar de renovar la clase política, cuya edad media es elevada. La participación es el gran reto que tiene por delante el Ministerio del Interior. En las legislativas de 2007 solo acudió a las urnas el 37% de los inscritos en el censo, menos de un 20% de los marroquíes en edad de votar. En esa ocasión el 19% de los electores votaron además blanco o nulo. Las autoridades han llevado a cabo una campaña machacona para incitar a los marroquíes a depositar su papeleta. El Movimiento del 20 de Febrero, que desde hace nueve meses organiza protestas, preconiza el boicoteo de las urnas y el pasado domingo sus militantes reiteraron su rechazo de la consulta manifestándose en las principales ciudades, sobre todo en Tánger y Casablanca. Esta corriente está integrada por jóvenes estudiantes apartidistas, tres pequeños partidos de izquierda y la asociación islamista ilegal Justicia y Espiritualidad, cuyos miembros componen el grueso del cortejo. El PJD está convencido de que puede obtener la mayoría relativa de escaños –en las anteriores elecciones ya fue el vencedor en votos- pese a que el diseño de las circunscripciones le perjudica. Confía en formar una coalición con la que poder gobernar. Se enfrenta a dos grandes rivales. El Movimiento 20 de Febrero, surgido al calor de las revueltas de Túnez y Egipto, preconiza el boicot a los comicios Ocho partidos llamados “de la Administración”, es decir, artificiales y que solo emergen en épocas electorales, han formado una coalición para hacer frente a los islamistas. Aunque carecen de implantación real en el país, disponen de grandes cantidades de dinero para captar votos. Los tres partidos con historia y profundas raíces también se coordinan entre ellos. Son los nacionalistas del Istiqlal, los socialistas y los excomunistas del Partido Progreso y Socialismo, cuyo discurso está en las antípodas del que desarrollaban hace un cuarto de siglo. La campaña se ha desarrollado con absoluta libertad, pero las votaciones no se efectúan con las mismas garantías que en Europa. El número de colegios electorales ha sido artificialmente hinchado. Son 38.200 para 13,5 millones de electores, a los que se añaden cerca de 4.000 oficinas de recuento situadas en edificios diferentes. En España el cuerpo electoral era, el 20 de noviembre, de 35,6 millones y el de colegios, de 23.000. Ningún partido puede en Marruecos contar con interventores en todos esos colegios. “Disponemos de entre 25.000 y 30.000 interventores preparados y no podremos cubrir todas las operaciones”, se lamentaba Jamaa Moatasim, eminencia gris electoral de la formación islamista. A diferencia de lo que sucede en Europa o en las elecciones de Túnez en octubre, las primeras democráticas en ese país, en Marruecos las mesas y los colegios electorales están presididos por funcionarios, en su mayoría del Interior, Educación y de los Ayuntamientos. Los secretarios de las mesas son también funcionarios.

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