En Arabia Saudí se están dando los mismos procesos de crisis que en Egipto”

Riedel, experto en seguridad y Oriente Medio, advierte de que Arabia Saudí y Argelia están viviendo procesos similares a los que acabaron con las dictadura de Egipto

 

DOS DÉCADAS DE DIPLOMACIA. Bruce Riedel ha asesorado sobre Oriente Próximo a cuatro presidentes de EE UU, incluido Barack Obama. En esta imagen histórica, Riedel (al fondo, en el centro) participa en las conversaciones de paz de Wye Plantation en 1998 con el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, y el fallecido presidente palestino, Yasir Arafat. Riedel era entonces director de Asuntos para Oriente Próximo. / REUTERS
 
Dos grandes países del mundo árabe que hasta ahora han vivido al margen de la convulsión política e institucional que ha supuesto la primavera árabe pueden experimentarla en los próximos meses en los que supondría una convulsión total de la geoestratégia global. Bruce Riedel, quien ha asesorado a cuatro presidentes de EE UU —entre ellos Barack Obama— en materia de seguridad, terrorismo y Oriente Medio apunta a Arabia Saudí y Argelia como las próximas piezas del dominó cuya caída comenzó en Túnez y vive su último episodio con la guerra civil siria.
“Eso cambiará todo el escenario global”, explica Riedel de paso por Madrid para pronunciar una conferencia en el Instituto Elcano. “En Arabia Saudí, tenemos otras vez la misma presión demográfica que ha provocado los cambios en Egipto, una gran población juvenil con pocas perspectivas de trabajo, sin apertura de ningún tipo, con un grupo de príncipes envejecidos y un proceso de sucesión que lleva directamente a una crisis”.
Para este asesor de seguridad, el régimen saudí es consciente del peligro que corre y está tratando de evitarlo. “A pesar de toda la riqueza de que dispone Arabia Saudí no puede crear empleo para su gente. Los saudíes se están gastando grandes cantidades en tratar de evitar la oposición y eso quiere decir dos cosas: que están preocupados y que una situación como la de otros países puede ocurrir. Cuando te gastas miles de millones de dólares en tratar de evitar el descontento es que estás verdaderamente preocupado”.
En cuanto a Argelia, la situación no es muy diferente. “De nuevo tiene muchas de las características demográficas de Egipto, un Estado policial, una sociedad cerrada y ninguna reforma en marcha”.
Riedel, en la actualidad, en su foto de la Brookings Institution.
Para Riedel es a un error pensar que el proceso revolucionario en los países árabes ha terminado. “Pueden pasar años antes de que se asiente el Estado revolucionario en Egipto o Libia. La guerra civil en Siria puede durar meses o más y no hay razón para pensar que el impulso revolucionario vaya a parar”, asegura este investigador de la Brookings Institution quien se desmarca de la euforia que provocaron en un primer momento los movimientos democratizadores en las dictaduras árabes. “Honestamente hay muchas nubes en el horizonte. El caos que siguió a la caída de Gafadi en Libia, Mubarak en Egipto, y Saleh en Yemen y el caos que vemos hoy en Siria ha sido explotado muy hábilmente por Al Qaeda, que no tiene nada que ver con el origen de este caos, pero ha sido muy eficaz en usarla en su provecho. Al Qaeda florece en los estados fallidos, Libia, Maili, Yemen, Siria, Somalia… y ahora está aprovechando la situación para protagonizar un retorno muy significativo”.
Para este experto, las revueltas eran algo inevitable que Occidente no ha sabido prever. “Lo que ha quedado claro ahora es que el antiguo statu quo desde Marruecos a Arabia Saudi no era sostenible. Nadie sabía cómo ni cuando iba a estallar. No era previsible que un vendedor tunecino se prendiera fuego e iniciara todo” y añade: Lo que nadie vio al principio pero ahora parece muy claro es que cuando el proceso tuvo éxito en un país se iba a extender al siguiente, por eso creo que este proceso no ha terminado”.

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