Al menos seis muertos en un ataque a una sinagoga en Jerusalén

Dos de los atacantes que han irrumpido en el templo han sido abatidos por la policía

Jerusalén 18 NOV 2014 - 07:20 CET272           
 

Personal de emergencia retira el cadáver de uno de los atacantes. / afp / atlas
 
Al menos cuatro civiles israelíes han muerto esta mañana en el ataque simultáneo a una sinagoga y una yeshiva (escuela talmúdica) en Har Nof, al oeste de Jerusalén. Los dos agresores, armados con hachas y cuchillos, han sido abatidos por la policía poco después, según ha confirmado el portavoz policial Micky Rosenfeld, que consideraba el incidente "un ataque terrorista". Hamás y la Yihad Islámica han celebrado el atentado y han llamado a más acciones similares. Poco después, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha condenado el atentado y ha añadido que se reunirá con altos cargos de seguridad esta tarde. "Esto es el resultado directo de la instigación de Hamás y Abu Mazen [el presidente palestino Mahmud Abbas], una instigación que la comunidad internacional ignora de forma irresponsable", reza un comunicado.
El diario Yedioth Ahronoth afirma que los atacantes blandían pistolas, hachas y navajas, y que entraron a los edificios a las siete de la mañana, mientras se celebraba el rezo. Los agresores llegaron al recibidor, donde se halla la sinagoga pequeña que se usa a diario y han cargado contra los fieles que rezaban. La policía aún no lo ha confirmado, pero los vecinos sostienen que los atacantes eran árabes que trabajaban en la zona, uno como limpiador del edificio religioso, y el otro en un supermercado de la calle paralela. El coche en el que llegaron a Har Nof, un Skoda blanco, está siendo analizado este momento por la Policía, que toma huellas.
La sinagoga y la yeshiva se encuentran en el edificio Gabriel Safdié, en la calle Har Shimon Agassi. Abraham, un joven venezolano residente en la zona desde hace diez años, sostiene que han elegido esta calle para atacar porque “aquí no ha llegado la vigilancia extra impuesta en otros sitios de Jerusalén”, casi 3.000 agentes desplegados tras los últimos atentados y altercados religiosos en la Explanada de las Mezquitas (o Monte del Templo para los judíos). “Aquí no había patrullas ni gente armada. Era un lugar fácil”, se duele.

 

Alida, una adolescente nacida en Har Nof, explica que ha salido a la calle al escuchar los gritos de los fieles. Reside frente a la sinagoga. Su padre ha visto lo ocurrido y se ha escondido en casa “corriendo”. “Es la primera vez que pasa algo así en este barrio. Hasta ahora me sentía segura”, explica.
El diario Haaretz sostiene que “podría” haber un tercer atacante en la zona, al que se estaría buscando. A esta hora el despliegue policial en el barrio es, sin embargo, poco llamativo. Hay psicólogos de apoyo, pero los vecinos se muestran calmados y están rechazando sus servicios. Tan solo un pequeño grupo ha comenzado a lanzar gritos de “muerte a los árabes” en la puerta del lugar del crimen.
La policía y los medios desde el principio han considerado el incidente un atentado terrorista. Poco después, la edición digital del Yedioth Ahronoth reproducía un comunicado en el que el grupo radical palestino Hamás (considerado una organización terrorista por la Unión Europea y Estados Unidos) celebraba el atentado. La nota argumenta que el ataque es la venganza por la muerte del conductor de autobús Yusuf Hassan al Ramuni, que fue hallado el domingo por la noche ahorcado en una terminal de autobús de Jerusalén. La policía asegura que se suicidó, lo que confirmó luego la autopsia, que la familia rechaza. También añade Hamás que el ataque es una respuesta a los "actuales crímenes israelíes en Al Aqsa", la Explanada de las Mezquitas, y llama a nuevas acciones.
El incidente se produce tras varias semanas de tensión en Jerusalén entre israelíes y palestinos tras una serie de atropellos terroristas y ataques a judíos que se ha cobrado cinco vidas en el último mes. Una docena de palestinos, incluyendo los perpetradores de los ataques, han muerto en esta ola de violencia.
Uri Maklef, viceportavoz de la Knesset (Parlamento) y miembro de Judaísmo Unido de la Torá –el partido al que pertenece el rabino de la congregación- ha pedido mano dura contra los terroristas, “hay que pedirle al Gobierno y a las fuerzas de seguridad una nueva manera de pensar”, ya que los llamamientos a la calma “no han servido". “Hay que restringir en algún modo los movimientos de los árabes de Jerusalén”, añade.

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