Una reina en el Gabinete de Downing Street

Isabel II asiste a un Consejo de Ministros por vez primera en 60 años como culminación de su jubileo

 

Isabel II y David Cameron,en Downing Street. / ANDY RAIN (EFE)
 
La reina Isabel II ha asistido esta mañana, por primera vez en sus 60 años de reinado, al Consejo de Ministros del Gobierno británico en Downing Street, lo que se conoce simplemente como la reunión del Gabinete. Es la primera vez que un monarca asiste al encuentro del Gabinete en tiempos de paz desde que lo hizo Jorge III en 1781, aunque hay quien sostiene, sin embargo, que la reina Victoria, monarca entre 1837 y 1901, también asistió a alguna reunión del Gabinete en tiempos de paz.
Esa asistencia era antes habitual, hasta que Jorge I la suspendió en 1717, en un gesto que subrayaba la delimitación de los poderes políticos de la Monarquía. El padre de Isabel, el rey Jorge VI, asistió a algunas de las reuniones durante la II Guerra Mundial.
No es, en todo caso, la primera vez que la reina visita Downing Street. Isabel II asistió en julio a un almuerzo con cuatro de sus cinco primeros ministros aún en vida: John Major, Tony Blair, Gordon Brown y David Cameron; la salud de Margaret Thatcher es demasiado delicada para este tipo de encuentros.
La visita de hoy tiene un especial significado porque supone la culminación de un año que ha acabado siendo triunfal para Isabel II. Los festejos del Jubileo, celebrando los 60 años de su acceso el trono, han confirmado su extraordinaria popularidad y también la de la monarquía británica, que atravesó momentos turbulentos en los años 80 y 90 debido al fracaso del matrimonio entre Carlos de Inglaterra y la princesa Diana. La distante reacción de los Windsor cuando la princesa murió en un accidente de automóvil en París en el verano de 1997 fue el último tropiezo grave de la familia real y uno de los pocos momentos en que la propia reina fue cuestionada.
Todo eso se ha ido superando poco a poco, en una delicada operación en la que las relaciones públicas han jugado un papel crucial. Hoy, el 80% de los británicos apoyan la Monarquía, la mayoría se han resignado a aceptar el matrimonio de Carlos con Camila, a la que muchos siguen viendo como el desencadenante de los desencuentros entre el heredero y lady Di. Y, tan importante como todo eso, el príncipe Guillermo, segundo en la línea de sucesión, goza de una popularidad muy superior a la de su padre y garantiza que la institución monárquica seguirá estando por encima del bien y del mal.
Guillermo se casó el año pasado con una chica de clase media adinerada, Catalina Middleton, y hace tan solo unos días se anunció que la ahora duquesa de Cambridge está esperando un hijo. Sea hembra o sea varón, ese hijo está destinado a ser algún día monarca británico. El Gobierno ha publicado ya el proyecto de ley por el que suprimirá la actual primacía del varón en la línea de sucesión, después de que ese cambio haya sido ya formalmente aceptado por los 15 países y territorios de la Commonwealth que siguen manteniendo al soberano británico como su propio jefe del Estado.
Isabel II fue recibida a las puertas de Downing Street por el primer ministro, David Cameron, el duodécimo que ha gobernado el país desde que la reina accediera al trono en tiempos de Winston Churchill. Luego saludo al resto de ministros del Gabinete antes de sentarse en lugar preferente en la mesa del Consejo, con Cameron a su derecha, el jefe del Foreign Office, William Hague, a su izquierda, y el canciller del Exchequer y responsable del Tesoro, George Osborne, justo enfrente. Los ministros le regalaron 60 manteles individuales sufragados de su bolsillo.
La reina no ejerce poderes políticos, aunque muchos cuestionan la influencia que los Windsor, y en particular el príncipe de Gales, tienen en muchas decisiones ministeriales en materias de importancia pero que suelen apartarse del ojo del huracán de las discusiones más calientes del momento. La reina, sin embargo, tiene derecho a ser consultada, a incentivar al Gobierno y a dar consejo. Y tiene, sobre todo, la prerrogativa de elegir o de confirmar al primer ministro.
Aunque en circunstancias normales esa prerrogativa suele quedar reducida a la nada en un país cuyo sistema electoral tiende a producir grandes mayorías absolutas en los Comunes, Isabel II ha tenido oportunidad de echar mano de ella en dos ocasiones en las que de las elecciones no salió un resultado lo bastante claro: en 1957 le ofreció las llaves de Downing Street al conservador Harold Macmillan y en 1963 al también conservador Alec Douglas-Home.
David Cameron es el primer ministro más joven de los 12 que ha tenido en su reinado, que comenzó en febrero de 1952, cuando aún no había cumplido los 26 años. Hasta que John Major sustituyó a Margaret Thatcher al frente del Gobierno en 1990, Isabel II siempre había sido más joven que sus primeros ministros. Major tenía 47 años cuando accedió al poder y la reina tenía 64.

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