Gobierno y policías negocian en La Paz en medio de una tensión sin precedentes

Los negociadores anuncian un principio de acuerdo de madrugada Manifestaciones a favor del presidente y una protesta indígena coinciden hoy con el motín policial Los policías torturan psicológicamente a Morales desde el exterior de la sede del Gobierno Mabel Azcui / Agencias Cochabamba / La Paz 27 JUN 2012 - 10:00 CET Agentes de policía amotinados en el centro de La Paz. / DAVID MERCADO (REUTERS)
El presidente de Bolivia, Evo Morales, ordenó este martes a sus ministros el reinicio del diálogo para buscar acuerdos de solución a las demandas de la policía, que pide mejores condiciones salariales, la abrogación de la ley de régimen disciplinario, mejores pensiones de retiro y la creación de una Defensoría del Policía. El punto de desacuerdo es el de la homologación de salarios a los percibidos por los militares, que el Gobierno considera inaplicable por los costos que le significará al Tesoro General. La negociación pareció avanzar en la madrugada de este miércoles (hora española). La Agencia Boliviana de Información, citada por Efe, aseguró que existía un principio de acuerdo después de horas de reuniones. Yolanda Herrera, miembro de la Asamblea de derechos Humanos, explicó que tras cuatro horas de reunión, los representantes de los policías amotinados habían salido a informar a sus compañeros de los puntos de acuerdo para logar una aprobación final. Esta versión fue confirmada por una de las negociadoras en nombre de los policías. "El diálogo parece arribar a buen puerto", dijo la ministra de Comunicación, Amanda Dávila. Los avances se producen horas antes de que converjan en La Paz tres manifestaciones distintas. Aunque el Gobierno intenta no entrar en enfrentamientos violentos con los policías, este martes el presidente Morales llamó a la principal organización campesina del país, que le apoya, a manifestarse en La Paz a favor del Gobierno y para defender su "proceso revolucionario" frente a un supuesto complot de la derecha. La rebelión de los suboficiales, sargentos, clases y policías ha sido respaldada por los mandos medios de la Policía, aunque este hecho ha sido interpretado con suspicacia por el Gobierno que sospecha afanes conspirativos. El único golpista en el país es el hambre y la falta de eficiencia de las autoridades, han declarado portavoces de los amotinados que han rechazado con vehemencia las acusaciones gubernamentales en la marcha callejera de la mañana, respaldada por el ala troskista del magisterio de La Paz. Las movilizaciones a favor de Morales coinciden este miércoles en el centro de La Paz con la de los policías, que mantienen sitiadas las principales instituciones del país. Pero también coincidirá con la marcha indígena (la novena) que llega desde las tierras amazónicas para protestar contra la construcción de una carretera a través de una reserva natural, el Tipnis. El presidente boliviano Evo Morales está siendo acosado y torturado psicológicamente por los policías amotinados que se han hecho con el control del centro neurálgico del poder político, la plaza de armas de La Paz, desde la que mantienen sitiadas las sedes del Gobierno, la Asamblea Legislativa y la Cancillería del Estado Plurinacional. El exceso en la presión de los policías fue denunciado por la ministra de Comunicación, Amanda Dávila, que pidió el cese de estas manifestaciones a todas luces crueles. El motín policial, que estalló el jueves 21 cuando las esposas de los agentes de bajo rango cerraron los cuarteles, no ha sido controlado por las autoridades, que mantienen tensas negociaciones con los nuevos delegados de unidades de todo el país. El primer acuerdo, suscrito el domingo, fue rechazado de plano y los representantes que lo negociaron fueron desautorizados y destituidos. “Pido a estos amotinados que dejen ya de este acoso permanente tan cruel al presidente Morales” expresó este martes la ministra Dávila en declaraciones a la Radio Panamericana de La Paz. Dávila se mostró conmovida como mujer y como colaboradora en el Gabinete ante el estoicismo del presidente boliviano, obligado a escuchar, cada hora de los últimos seis días, los gritos amplificados por los megáfonos de los amotinados, el pertinaz golpeteo de las explosiones de pequeñas cargas de dinamita ante la fachada de la Casa de Gobierno. “El presidente aguanta en silencio, como hombre valiente que es, todos los insultos racistas, de ninguneo y de agresión”, se ha lamentado Dávila y ha afirmado que se trata de una “tortura psicológica permanente” pues los estribillos son inaceptables al mellar la dignidad personal del presidente. Morales tiene toda la atribución constitucional de ordenar de forma inmediata el control de la situación con el apoyo de las Fuerzas Armadas y no permitir más estas expresiones, pero está decidido a soportar cuanto sea para evitar enfrentamientos que puedan derivar en un derramamiento de sangre, ha dicho la ministra de Comunicación. “A ningún otro presidente le habríamos dicho nunca las cosas que le dicen a Evo. Es una situación grave de un palacio sitiado y un presidente torturado por los insultos que no puede continuar”, aun cuando haya total desacuerdo con su modo de hacer política, con el plan económico o con las afirmaciones que hace, ha señalado la ministra para reiterar su pedido de que se ponga punto final a estas actitudes que tienen el afán de desgastar y afectar su imagen.

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