Fuentes y expresiones de la amenaza
terrorista
Publicado en Terrorismo
global
El terrorismo yihadista que en la actualidad
supone una amenaza para la seguridad interior y la cohesión social en Europa
occidental tiene dos fuentes y aún más focos. Una de esas fuentes sigue estando
relacionada con al-Qaeda como estructura terrorista global y
sus entidades asociadas, es decir relacionada con al- Qaeda central –que
continúa asentada en la zona fronteriza entre Afganistán y Pakistán– al igual
que con las ramas territoriales de al-Qaeda que operan en Yemen o en torno a
Malí y sus organizaciones afiliadas en Siria, Libia o Somalia.
La segunda fuente corresponde a Estado Islámico,
con sus principales bases en Siria e Irak, además de hallarse implantada en
Nigeria. Así pues, aunque asentadas sobre todo en el Sur de Asia, Oriente Medio
y áreas de África septentrional, pero presente en número, en otras regiones del mundo, ambas fuentes de la amenaza
que el terrorismo yihadista plantea a Europa Occidental proceden de
distintos focos, especial pero no sólo en países con poblaciones
mayoritariamente musulmanas donde hay amplias demarcaciones sustraídas al
control gubernamental.
De los respectivos mandos de operaciones externas con que
cuentan tanto al-Qaeda a partir de la segunda mitad de los noventa del pasado
siglo como Estado Islámico desde hace dos años y medio, dedicados sobre todo a
planificar actos de terrorismo en Europa Occidental y Norteamérica, cabe
esperar tentativas de atentados espectaculares, coordinados y altamente
letales, similares –aun cuando potencialmente innovadores en su ejecución– a
los cometidos hace poco más de una década en Madrid y en Londres o más recientemente
en París o en Bruselas.
Esta manifestación de la amenaza terrorista no ha dejado de
existir y hay que tenerla presente. Sin embargo, debido a las vicisitudes por
las que atraviesan en sus respectivos ámbitos y a las dificultades propias de
planes terroristas tan ambiciosos, al-Qaeda y Estado Islámico, a través de sus
respectivos aparatos de propaganda, llevan tiempo instigando la actuación
en solitario de individuos radicalizados que perpetren actos de
terrorismo siguiendo indicaciones genéricas sobre métodos y blancos pero al
margen de misiones planificadas centralizadamente.
Expresión de la amenaza esta última que, pese a ser más
frecuente, no ha tenido el éxito deseado por Ayman al Zawahiri o Abu Bakr al
Baghdadi. Además, quienes se radicalizan en Occidente prefieren, en general,
ser combatientes extranjeros que yihadistas locales. Sin
embargo, su inherente mayor probabilidad –en forma de atentados mediante un
rango de instrumento que incluyen de grandes cuchillos y vehículos pesados a
armas cortas y ligeras– se ha incrementado al ser cada vez más difícil que se
trasladen al califato u otros focos de