ELECCIONES EN EGIPTO

Mohamed el Baradei retira su candidatura a las presidenciales egipcias Nuria Tesón El Cairo 14 ENE 2012 - 13:51 CET3
Foto tomada el 4 de diciembre de 2011 del premio Nobel de la Paz, Mohamed el Baradei. / Bernat Armangue (AP) Los egipcios amanecieron este sábado con un nuevo golpe a sus esperanzas democráticas. Mohamed el Baradei, premio Nobel de la Paz, ha decidido retirar su candidatura a las presidenciales previstas para junio próximo. En un comunicado enviado a primera hora del sábado, el exdirector del Organismo Internacional de la Energía Atómica amparaba su decisión en la actual situación que vive el país, con los militares al frente del mismo desde la caída de Hosni Mubarak y sin visos de tener intención de ceder el poder a una autoridad civil ni renunciar a sus privilegios históricos. El Baradei señalaba en dicho comunicado que “el antiguo régimen todavía no ha caído” y subrayaba que lo militares están gobernando “como si ninguna revolución hubiera tenido lugar”. A escasos once días de celebrarse el primer aniversario del alzamiento contra la dictadura de Mubarak, el próximo 25 de enero, la renuncia a concurrir a las elecciones de El Baradei es un golpe para todos los que habían puesto sus esperanzas en el diplomático. El Baradei regresó a Egipto a principios de 2010 generando en torno a su figura sentimientos encontrados. Fue visto por unos como el gran salvador del país y por otros como un advenedizo sin conexión con la ciudadanía. Desde su vuelta a casa inició una campaña de lucha por la democracia que se materializó en la Asamblea Nacional por el Cambio, un movimiento que logró por primera vez aunar las posiciones de tendencias políticas de todo signo, desde los Hermanos Musulmanes hasta los liberales o izquierdistas. Los más jóvenes fueron los que se entregaron con mayor confianza a las propuestas de enmienda constitucional que hizo El Baradei, y fueron ellos, también, los que se echaron a la calle para reunir un millón de firmas que apoyasen dichas propuestas. Gran parte de los chavales que lideraron las protestas de Tahrir hace un año y que han vuelto a manifestarse y a morir en las calles de Egipto para que los militares abandonen el poder, quedan ahora huérfanos y sin alternativa política. Ninguno de los candidatos presidenciales se ajusta al perfil internacional de El Baradei, ni puede ofrecer la independencia que muchos veían en él. Políticos de oposición como Hamdeen Sabahi que no logran convencer a todos, o exmiembros del régimen como Ahmed Shafik o Amro Musa (visto con buenos ojos por gran parte de la población), son las opciones entre las que habrán de elegir. Algunos activistas, al conocerse la noticia, resaltaban su “decepción”, otros su tristeza, y algunos como Gigi Ibrahim, su comprensión: “El Baradei es inteligente comprende que el próximo presidente se quemará mientras la Junta Militar siga en el poder y no servirá de nada”, afirmaba en su cuenta de la red social Twitter. Sin embargo este abandono por parte del diplomático sumado a la amplia victoria islamista, que podrían dominar hasta el 70% del Parlamento, preocupa a los que veían en la figura del Nobel de la Paz al adalid de la democracia en un país en el que los revolucionarios no ha conseguido consolidar su confianza en las urnas. Muchos temen que los Hermanos Musulmanes hayan llegado a un acuerdo con la Junta Militar para respetar su estatus mientras ellos controlan el Congreso. Prueba de ello sería que los líderes de la hermandad estudian ofrecer inmunidad a los generales del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas para que no sean procesados por los crímenes cometidos en el periodo posterior a la renuncia del dictador, según ha informado el diario estadounidense The Washington Post. En los últimos meses la Junta Militar ha gobernado con artes que recordaban más al viejo régimen que a una democracia en vías de transición. Más de 12.400 juicios militares a civiles (Mubarak procesó marcialmente a 2.400 ciudadanos en sus 30 años al frente del país), un centenar de muertos, la mayoría por disparos, y al menos 2.000 heridos, son el saldo de un año de represión de protestas, en su mayoría contra los propios militares ante las señales de que no tenían intención en traspasar el poder a una autoridad civil. El propio El Baradei se había ofrecido y había sido elegido por votación entre los manifestantes, como posible líder de un Gobierno nacional de salvación, renunciando a optar después a las presidenciales. “No hay una democracia real”, ha señalado el diplomático en su comunicado. Algo claramente visible para cualquier recién llegado, como el expresidente estadounidense Jimmy Carter, de visita esta semana en El Cairo con su organización de observadores electorales, quien tras reunirse con miembros del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas hace unos días declaró que su impresión es que los militares no tienen intención de ceder todo el poder y que piensan conservar “ciertos privilegios relativos a su presupuesto y a aquellos asuntos que afecten a su autoridad”. Un motivo más por el que muchos lamentan que Mohamed el Baradei, que ha denunciado con insistencia esos abusos, abandone ahora la carrera por la presidencia de Egipto.

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