Irak vive su jornada más sangrienta en lo que va de año con al menos 70 muertos


Los iraquíes responsabilizan a Al Qaeda, a quien acusan de querer desestabilizar al Gobierno justo cuando negocia con Washington la permanencia de un pequeño contingente militar para entrenamiento de las fuerzas locales


ÁNGELES ESPINOSA - Dubái - 15/08/2011


Una cadena de atentados ha dejado al menos 70 muertos y dos centenares de heridos en una quincena de ciudades iraquíes [según Al Yazira]. Los ataques, al parecer coordinados, han convertido la jornada en la más sangrienta del año y subrayan la precariedad de la situación en Irak a cuatro meses de que EE UU complete la retirada de sus tropas. Todos los portavoces iraquíes han responsabilizado a Al Qaeda, a quien acusan de querer desestabilizar al Gobierno justo cuando negocia con Washington la permanencia de un pequeño contingente militar para entrenamiento de las fuerzas locales.

El más grave de los atentados ha tenido lugar en Kut, una ciudad de 400.000 habitantes mayoritariamente chiíes y situada a unos 150 kilómetros al sureste de Bagdad. El estallido casi simultáneo de un artefacto explosivo y un coche bomba junto a un mercado ha matado a unas 40 personas y ha herido a otras 70, según fuentes médicas y policiales citadas por las agencias de prensa. La televisión ha mostrado las fachadas destruidas de los edificios afectados, mientras los servicios de emergencia buscaban restos humanos entre los escombros. Las imágenes recuerdan la violencia sectaria de los años 2006 y 2007, cuando Irak se asomó al abismo de la guerra civil.

Desde entonces la seguridad había mejorado hasta el punto de que el año pasado el país parecía encaminado hacia la normalidad. La propia Kut era un ejemplo. El último atentado ocurrió hace 12 meses. Sin embargo, a medida que se aproxima la fecha fijada para la retirada de las tropas estadounidenses que ocuparon Irak tras derrocar a Sadam Husein en 2003, diversos grupos insurgentes tratan de capitalizar la situación. Con Bagdad y Washington negociando la posible permanencia de asesores militares para formar a las fuerzas iraquíes, quieren dejar clara su oposición.

"Estos ataques tratan de influir en la situación y de minar la confianza en las fuerzas de seguridad", ha declarado el general Qasim al Musawi, un portavoz militar iraquí citado por Reuters. Al Musawi, como otros responsables, ha acusado a grupos afiliados con Al Qaeda de la matanza de hoy.

El Estado Islámico de Irak, como se denomina la rama local de Al Qaeda, ha quedado debilitado por la sucesiva pérdida de sus cabecillas (Al Zarqawi, Al Bagdadi, etc). Sin embargo, tanto esos extremistas suníes como las milicias radicales chiíes han demostrado que aún tienen capacidad de provocar el terror.

La forma de actuar es la mejor prueba. Apenas se conoció el doble atentado de Kut, cuando han empezado a llegar noticias de acciones similares en otras ciudades. En Nayef, también al sur de la capital iraquí, dos coches bomba han hecho explosión en un intervalo de 10 minutos frente a un puesto de policía, dejando al menos 7 muertos y 60 heridos, en su mayoría agentes del orden. En la vecina Kerbala, un poco más al norte, 4 personas han muerto y 40 resultaron heridas al estallar un coche bomba junto a una comisaría.

Los ataques no se han limitado a las zonas chiíes. También en Tikrit, la ciudad natal de Sadam Husein al norte de Bagdad, dos suicidas se han reventado ante la sede del departamento antiterrorista. Los atacantes, vestidos de policías y provistos de falsas identificaciones, han logrado matar a tres agentes y herir a otras siete personas. Según fuentes policiales, trataban de liberar a varios miembros de Al Qaeda detenidos en las instalaciones.

También ha habido ataques en Taji, Kirkuk, Ramadi, Iskandariya, Mosul, Balad e incluso Bagdad. Pero en ningún sitio ha sido más patente el alcance de la violencia que en Diyala. La provincia ha sufrido siete explosiones en diferentes localidades a lo largo de la mañana.

El malestar de los iraquíes es palpable. Muchos se preguntan qué va a pasar cuando los 46.000 soldados estadounidenses que aún permanecen en Irak abandonen el país a finales de 2011. Incapaz de lograr el necesario apoyo parlamentario para prolongar su misión, el primer ministro Nuri al Maliki ha conseguido un mandato para negociar que se queden algunos asesores. Sin embargo, el asunto de su inmunidad bloquea por ahora cualquier acuerdo.



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