Las fuerzas iraquíes luchan en la
periferia de Mosul
Hace dos semanas se lanzó la ofensiva
para recuperar la ciudad de manos del ISIS
Dubái 1 NOV 2016 - 16:01 CET
Las fuerzas iraquíes se encuentran
este lunes a las puertas de Mosul, aunque hay informaciones contradictorias
sobre si ya han entrado formalmente dentro del perímetro urbano. Mientras que
un general de la Fuerza
Antiterroristaaseguraba que sus hombres se hallaban en el barrio de Al
Karama, otro oficial de ese cuerpo precisaba que estaban a 700 metros de
lograrlo. A pesar del simbolismo, será sólo un primer paso en la batalla que
les espera para echar a losyihadistas de su principal feudo en
Irak.
“Han entrado en Mosul”, ha declarado el general Wisam Araji,
de la Fuerza
Antiterrorista entrenada por Estados Unidos, citado por la agencia
Reuters. “Ahora están luchando en el barrio de Al Karama”, ha añadido en
referencia a uno de los distritos más orientales de la ciudad. El general Araji
hablaba en Bazwaia, una aldea de las afueras reconquistada a primera hora de la
mañana.
“No hemos entrado en Al Karama, nuestras fuerzas están a 2,5
kilómetros de allí, en la aldea de Gogjali”, precisaba poco después a France
Presse Abdelwahab al Saadi, un comandante de esa fuerza de élite. Otro oficial
añadía que cuando tomaran Gogjali, les separarían “700 metros de Mosul”.
En cualquier caso, al cumplirse dos semanas desde que
lanzaran la ofensiva
para recuperar esa ciudad de manos del Estado Islámico (ISIS), los
soldados se encuentran ya a las puertas de la ciudad. Es una cuestión de horas,
como mucho de un par de días, si esa unidad decide, como parece, esperar hasta
que el resto de las tropas cierren un poco más la pinza con la que tratan de
rodear la ciudad.
De hecho, este último avance se produce después que la
Fuerza Antiterrorista, que encabeza las operaciones al este y al noroeste de
Mosul con la ayuda de las
tropas kurdas (peshmergas), hubiera anunciado una parada
operacional el pasado 25 de octubre. Esperaban a los soldados que suben desde
el sur vencieran la resistencia encontrada en la localidad de Al Shura, algo
que lograron el pasado fin de semana. Además, las Unidades de Movilización
Popular (UMP), un paraguas de milicias sobre todo chiíes, abrieron un nuevo
frente por el oeste, con la misión de cortar la ruta de escape de los miembros
del ISIS hacia Raqqa (en Siria).
Pero si hasta el momento se han conquistado localidades
mayoritariamente abandonadas en la llanura de Nínive, la provincia de la que
Mosul es capital, la entrada en esta cambia todos los parámetros. El combate
deja de ser en campo abierto para transformarse en una lucha calle por calle,
en muchas de las cuales –sobre todo en el casco antiguo- no caben los carros de
combate y los soldados se enfrentarán a tácticas de guerrillas. A lo que hay
que sumar la dificultad añadida de una población civil estimada entre 800.000 y
1,5 millones de personas.
“La movilización de las UMP despierta mucha preocupación entre los mosuleños”,
escribía el sábado el bloguero anónimo que desde la página web Mosul Eye cuenta
al mundo cómo es la vida bajo el ISIS.
El recelo hacia ese grupo proviene no tanto de su
composición chií (por la mera demografía, las propias fuerzas de seguridad
pertenecen mayoritariamente a esa confesión), como del hecho de que las
principales milicias que lo integran están afiliadas con Irán, que las financia
y arma. A pesar de que el Gobierno las ha integrado nominalmente en la cadena
de mando militar, las milicias siguen siendo percibidas como un instrumento de
Irán.
Desde el principio, el Gobierno de Haider al Abadi ha
insistido en que sería el Ejército iraquí, y en particular sus fuerzas
especiales, quien se encargaría de combatir dentro Mosul. Las enormes
sensibilidades que se cruzan en esa histórica ciudad desbordan la dicotomía
suníes-chiíes de otros territorios recuperados. La capital de Nínive siempre ha
sido una ciudad mucho más diversa, en la que los campanarios de las iglesias y
monasterios cristianos alternaban con los minaretes de las mezquitas desde los
primeros siglos del islam, además de acoger a otras
minorías como turcomanos, yazidíes o shabaks.
Resulta significativo el interés que ha mostrado Turquía por
participar en esta campaña militar Ante la oposición de Bagdad a su presencia
militar en el frente, Ankara ha amenazado con intervenir si las UMP cometen
cualquier exceso con los turcomanos de Tell Afar, donde se han desplegado.
Además, su proximidad a la región autónoma de Kurdistán
convierte a Mosul en parte esencial del cordón sanitario con el que las
autoridades de Erbil quieren proteger su territorio. Aunque los dirigentes
kurdos reiteran que no tienen ambiciones sobre la ciudad, tampoco esconden que
desean ver al frente de la misma a un gobernador favorable a sus intereses. Los
kurdos han aprovechado el caos en que el avance del ISIS sumió al aparato de
seguridad iraquí hace dos años para hacerse con el control de áreas en disputa
más allá de los límites que establece la Constitución iraquí, en especial, pero
no sólo, la
petrolera Kirkuk.